Hace ocho años que Ángel Guache (Luanco, 1950) no coge un pincel. Dejó de pintar en 2003, cuando agotó una etapa colorista y geométrica, que poco a poco se fue apagando a base de veladuras. “Hasta que llegué al blanco total y deje de pintar”, así de simple. Ahora la música y la literatura son sus mayores intereses. “Me considero muerto para la pintura”, confiesa, así que cuando hace unos meses recibió una llamada del Museo Evaristo Valle anunciándole la segunda retrospectiva sobre su obra pictórica –la primera, en 2004, también fue allí– se llevó una enorme sorpresa. El museo gijonés abre el año de su 40.º aniversario con la exposición “Ángel Guache. Pinturas (1972-1985) y otras obras”, que se inaugurará el domingo, 23 de enero, al mediodía. Guache, que desde 1968 reside en Madrid y que en estos últimos años, con el covid de por medio, apenas ha viajado a Asturias asistirá al acto y se reencontrará con sus cuadros.
Ángel Guache es el mayor donante de obra pictórica a la Fundación Evaristo Valle. Hacia 1984 el museo le dedicó una exposición y el artista le donó 51 piezas fundamentales en su trayectoria. Ahora, entre ellas, el Evaristo Valle ha seleccionado 24, realizadas entre 1972 y 1985, entre las que están los 11 cuadros de gran formato de la serie “Las islas”.
Aunque no ha participado en el montaje de la exposición, Ángel Guache está al tanto de lo que habrá en ella. Sabe que se pondrá frente a cuadros que hace más de 40 años que no ve, que se han dispuesto en vitrinas discos y libros y que se proyectarán un par de cortometrajes, con sus poemas escénicos, dirigidos por Manu Colomina.
El polifacético creador cuenta que empezó a dibujar de niño, paisajes y retratos, y que el interés que a él le faltaba, para presentar sus obras a concursos, lo suplía uno de sus profesores, que le tenía al tanto de todas las convocatorias. “Cuando estaba en Bellas Artes, me llamó Toto Castañón y me hizo la primera exposición en Tassili, en Oviedo, a principios de los 70”, refiere, así que se considera un tipo con suerte.
Ángel Guache reconoce en su pintura, igual que en su poesía, varias etapas. “Tengo series muy expresionistas y dramáticas y otras totalmente serenas, como las últimas, que fueron las que expuse en el Reina Sofía, con el comisariado de José Manuel Bonet”, indica.
La exposición que en unos días se inaugura en el Evaristo Valle empieza, como él mismo explica, “con un cuadro de una etapa muy psicodélica, que se llama ‘Cambio de polo’, luego pasa a la serie ‘Las islas’, de gran formato, muy expresionista. A raíz de esa obra me llamo Juana de Aizpuru, la creadora de ARCO para la exposición ‘17 artistas, 17 autonomías”. “Las islas” es una de sus series más reconocibles y está formada por cuadros con fondo negro atravesados por trazos de color, hechos de manera “muy pulsional”. Al artista lo que le importaba por aquel entonces era la improvisación. Ponía música, jazz o composiciones impresionistas, y se dejaba llevar. “Lo más próximo a aquello era Cy Twombly”, dice, en referencia al pintor estadounidense. Otra serie relacionada con la pintura pompeyana, “Pinturas italianas”, y algún cuadro de “Los paisajes iluminados”, completan la retrospectiva del Evaristo Valle.
La creatividad de Ángel Guache, que tiene obra en el Reina Sofía y en el Bellas Artes de Asturias, y que lleva a gala haber sido el primer “spoken word” de España, está a pie de calle esta temporada. Además de la muestra del Evaristo Valle, el artista asturiano acaba de lanzar el último de sus ocho discos con Marcelo Pull, “Desfile funambulesco”, y no hace mucho que Hiperión le publicó una antología poética, “Cantos para ballet bufo”.
La exposición que el Evaristo Valle le dedicará a partir del domingo que viene estará abierta al público hasta el 6 de marzo de 2022.
