“A sa guitare” es el título del último disco del contratenor francés Philipe Jaroussky y el guitarrista Thibaut García, del que ofrecerán un recital el próximo miércoles, 26 de enero, en el auditorio Príncipe Felipe a las 20 horas, dentro del ciclo de los Conciertos del Auditorio, con el patrocinio de LA NUEVA ESPAÑA. “Es un programa muy especial, un viaje multicultural que cubre más de cuatro siglos de música. No quisimos limitarnos a una temática, a un idioma o a un compositor. Es un proyecto que, en principio, se centraba en el repertorio para voz y guitarra, pero más adelante nos dimos cuenta que versionar algunas obras podría ser muy interesante”, explica Jaroussky, haciendo mención a los arreglos realizados por Thibaut García. “Me pasé noches enteras en vela arreglando estas piezas, pero por fin aquel proyecto que habíamos hablado años atrás se estaba llevando a buen término”, prosigue el guitarrista.
La pandemia “y los pocos conciertos y grabaciones que teníamos”, añade Jaroussky, “nos permitieron embarcarnos en este proyecto muy rápidamente. Después de veinte años grabando repertorio de los castrati, tenía muchas ganas de hacer algo nuevo” y añade García que “todo se precipitó”. “Era el momento”, apunta García, “con la pandemia era imposible grabar nada con orquesta, así que un proyecto más reducido como este, con música que nos satisfacía a los dos, sin centrarnos en ningún autor en concreto, era simple pero perfecto para las circunstancias”. “Se da la paradoja en este programa”, prosigue Jaroussky, de que “el público se va a dividir entre aquellos que prefieren un repertorio más clásico y orientado a mi trayectoria cantando Vivaldi o Haendel, y quienes prefieren ampliar el repertorio” con títulos que cuestionan las “fronteras de la música clásica”.
“Thibaut y yo”, bromea Jaroussky, “no somos de la misma generación, y eso es también interesante porque nuestra visión de la música es distinta. Él siempre tiene una idea muy clara sobre qué quiere expresar con su guitarra y lo hace de una forma innata; lo admiro por ello”. El reto estaba desde el principio en aunar “dos mundos completamente distintos, como son los de un contratenor y un guitarrista clásico”, puntualiza García.
Humor y cerca del público
Actualmente ambos están inmersos en la segunda parte de la gira que comenzó el pasado diciembre. Han aprovechado el formato de recital para “acercarnos al público, conversar con él, poner un poquito de humor e introducir las obras que vamos a interpretar”, explica Jaroussky, que añade: “No tengo ningún problema con el formato de concierto convencional; lo he hecho y lo volveré a hacer sin duda, pero hemos creído que este repertorio tan íntimo que interpretamos favorece esa cercanía con el público. Es una forma más relajada de ofrecer un concierto”.
Ambos coinciden en que una gira con solo dos artistas “da una libertad muy particular en términos de flexibilidad e improvisación; nos permite cambiar cosas en directo o en el último ensayo de una forma inmediata”, comenta Jaroussky.
Contratenor y guitarrista coinciden en que la verdadera dificultad de interpretar el proyecto “A sa guitare” en directo “es la combinación de estilos tan distintos como los de Poulenc, Purcell, Federico García Lorca o Rossini”, señala Jaroussky. “Yo me atrevería a decir que ‘Erlköning’ es la obra que más nos pone a prueba”, continúa García. “En el caso concreto de la guitarra, cuesta mucho imitar el lenguaje pianístico que Schubert escribió originalmente. Al principio no funcionaba porque nosotros no queríamos un disco solo de arreglos, buscábamos convertir esa música como si desde un primer momento se hubiese escrito para guitarra”.
En el plano vocal, “la horquilla temporal te obliga a incluir obras muy líricas de Caccini o Paisiello, junto a otras muy poéticas como Barbara. Es un recital muy exigente. La primera vez que lo llevamos a escena terminé muy cansado, pero es un gran camino espiritual”. El contratenor admite que no estaba convencido con algunas de las piezas. “No quería cantarlas, como ‘Alfonsina y el mar’ por ejemplo, pero Thibaut me convenció, y ahora con perspectiva debo decir que es de las canciones más bonitas que he hecho nunca”.
Jaroussky y García comparten gira junto a su ingeniero de sonido de cabecera, Baptiste Couquet. Su participación también está condicionada por el repertorio. “En canciones como la de Barbara, permite”, explica Jaroussky, “que mi interpretación sea mucho más íntima de lo que podría conseguir en una sala sin amplificación. Me permite recrearme más sobre el sentimiento y el texto y despreocuparme de la proyección de mi voz. Puedo apostar por un color vocal más natural y menos operístico”. Y García añade: “El juego de colores sonoros lo hemos cuidado mucho en este proyecto; es lo que le da movimiento y versatilidad a un programa tan extenso. Ese principio está presente en las distintas técnicas que utilizo como instrumentista, sonar a veces como un laúd, o como una guitarra o como un piano. Es curioso”.
Llama la atención el orden de las obras de este programa. “Pensamos en un principio en seguir un orden cronológico, pero me parecía un poco aburrido, así que decidimos poner puentes entre músicas de distintos periodos históricos con la intención de elaborar una historia más impactante que se rige por una cuestión temática”, explica Jaroussky. “Incluir a continuación de ‘Elköning’ la Sarabanda de Poulenc, que recuerda a una canción infantil, hacía las veces de música fúnebre para el padre que pierde a su hijo en el lied de Schubert”.
“Me parecía interesante que las primeras palabras que digo en escena sea ‘ma guitare’, como guiño al título, y las últimas, ‘la chanson est fini’, a modo de despedida, me parecía algo muy poético”, concluye Jaroussky.
