La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

El Auditorio vuelve a rendirse ante Pahud

Larga ovación para el flautista en su regreso a Oviedo y para la Orchestre de la Suisse Romande, que puso al público de pie con “la quinta” de Mahler

La Orchestre de la Suisse Romande en plena actuación, ayer, en el Auditorio de Oviedo, con el flautista Emmanuel Pahud. En el recuadro, el público asistente al concierto. | Luisma Murias

Una larga ovación siguió a las últimas notas del célebre “Concierto para flauta” de Jacques Ibert interpretado por Emmanuel Pahud y la Orchestre de la Suisse Romande. No fue para menos. El carismático flautista franco-francés, un asiduo a las programaciones musicales de Oviedo, mantiene su particular idilio con el público ovetense y es siempre un reclamo para ver entre las butacas más caras jóvenes de lo habitual.

El Auditorio vuelve a rendirse ante Pahud

En efecto, esta nueva cita de los “Conciertos del Auditorio” llevó al Auditorio Príncipe Felipe a gozar de una entrada espléndida en lo que suponía la puesta de largo de la segunda gran orquesta de esta temporada, dentro de una gira española que arranca en la capital del Principado y que llevará a Pahud y la Orchestre de la Suisse Romande a Madrid, Zaragoza o Barcelona. El programa presentado para esta velada musical contaba con dos partes bien diferenciadas. La primera de ellas dedicada al “Concierto para flauta” de Ibert y la segunda, reservada a la “Sinfonía número 5 en do sostenido menor” de Gustav Mahler.

Pahud fue el protagonista indiscutible de la primera mitad. Sobrio y elegante, hizo frente a los endiablados pasajes escritos por Ibert con maestría, exhibiendo un fiato muy poderoso que le permitió desplegar un excelente fraseo y manejar a su antojo el volumen, siempre ante una orquesta que lo arropaba con mimo en cada una de sus intervenciones. Al virtuosismo de los movimientos rápidos unió un lirismo arrebatador en el Andante central, ganándose los aplausos de un público entregado que no dudó en aplaudir al solista hasta que salió a brindarles una propina: “Airlines”. Como el propio Pahud explicó (después de agradecer la asistencia del público), se trata de una pieza escrita ex professo para él por el compositor Alexandre Desplat. Fue el broche de oro a una intervención de muchos quilates.

Tras la pausa, llegó “la quinta” de Mahler, todo un monumento sinfónico donde emergió la figura de Jonathan Nott. El británico, director artístico y musical de la Orchestre de la Suisse Romande desde 2017 se ha distinguido en este repertorio grabando todas las sinfonías de Mahler (a excepción de la décima) tal y como evidenció en su manejo de la orquesta, mucho más nutrida que en la primera parte, durante los cinco movimientos que conforman la obra del compositor austro-bohemio.

Nott supo sacar lo mejor de cada sección (con mención especial para los metales), extrayendo un sonido muy atractivo de la formación suiza y manejando con mucho acierto los diferentes planos sonoros, sin que se resintiera el equilibrio. Sin necesidad de guiarse por la partitura, explotó todas las posibilidades que ofrece la orquesta, siempre desde un sonido compacto y atractivo que cautivó a los asistentes, muchos de los cuales finalizaron en pie las dos horas de velada musical tributando a los músicos un más que merecido homenaje.

Compartir el artículo

stats