La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La emocionante “Katiuska” de Ainhoa Arteta: Así fue la actuación de la soprano en Oviedo

La artista deslumbra con una demostración de pundonor y dominio de la escena a un Campoamor entregado

Ainhoa Arteta, durante la representación de “Katiuska”. | Fernando Rodríguez

Al concluir anoche la función de estreno de “Katiuska”, con el público aplaudiendo a rabiar a los intérpretes, Ainhoa Arteta se arrodilló en el escenario, apoyando sus dos manos sobre las tablas. El gesto rindió definitivamente al Campoamor, pero más aún a aquellos que habían acudido, dos días antes, al ensayo general. Porque en esa función previa, la divina Arteta, aquejada de un grave proceso catarral, no había podido dar el proverbial do de pecho.

En el ensayo, la soprano fue arropada de forma ejemplar por el resto del reparto, comenzando por Ángel Ódena y Martín Nusspaumer, quienes demostraron una calidad humana, cuando menos, tan elevada como la artística. Pero también por un público generoso y empático, que no dudó en sostener con sus reiterados aplausos a una artista que, evidentemente lastrada por su afección, demostró un encomiable pundonor. Un público, en definitiva, con memoria, que no olvida las absolutas exhibiciones que la Arteta protagonizó en este mismo escenario.

El público que llenó, anoche, el Campoamor. | Irma Collín

Si la soprano se sentía en deuda con el público ovetense por arroparla el martes, anoche la pagó con intereses. Desde su misma salida al bellísimo escenario ideado por Emilio Sagi, embutida en el abrigo que la añorada Pepa Ojanguren diseñó para esta “Katiuska”, Ainhoa Arteta se adueñó de la función, mostrando un absoluto dominio de la escena y demostrando que los largos meses en los que la salud la alejó de la escena no le han pasado factura. La orquesta Oviedo Filarmonía y el reparto, los mismos hombres y mujeres que la habían sostenido dos días atrás, se dejaron guiar por ella para construir una función memorable. Con Ódena como lugarteniente, regalando otra de esas interpretaciones plenas de fuerza y emoción que le han convertido en uno de los favoritos del público ovetense, Ainhoa Arteta bordó una “Katiuska” estremecedora y trascendente, terriblemente actual (no en vano la acción transcurre en Ucrania) y al tiempo, absolutamente eterna.

Compartir el artículo

stats