Adriana Iglesias (Valencia). Nació en Oviedo en 1972. Ingeniera de Telecomunicaciones, abandonó un lucrativo empleo en una multinacional para dar el salto al mundo de la moda. Se fue a Valencia y en 2014 apostó fuerte por un sueño que hoy es toda una realidad: rostros conocidos como Jane Fonda, Isabel Preysler, Lady Gaga, Hailey Bieber, Sara Carbonero o la cantante Aitana visten los diseños de su marca de ropa. Y todo va sobre la seda.

La diseñadora de moda Adriana Iglesias no da puntada sin hilo. Así que veamos su patrón de futuro para Asturias: “Formar a la gente desde pequeños. Alentar a los jóvenes a querer cambiar el mundo. Ayudarles con formación, que busquen la excelencia, que quieran mejorar cosas y que amen lo que hacen, porque así lo cuidarán, y con ello, el lugar en el que viven, agradeciendo a quien les apoya. Se crean círculos sanos”.

Adriana Iglesias.

Todos los recuerdos de su infancia en Asturias son “tan buenos que por eso mis hijas se sienten asturianas, cuando además de nacer en Madrid tienen la mitad de sangre alemana. Pero somos de Asturias hasta la cepa”. Iba al colegio en La Felguera, pero “me pasaba las tardes en Oviedo porque hice la carrera de piano, iba a ballet en Marisa Fanjul y aún tuve tiempo de apuntarme en la Escuela de Natación. Siempre fui muy inquieta. No sé si será porque mi vida transcurrió entre tantas clases y tantas horas que dediqué a la carrera de Piano que el primer recuerdo que me viene a la cabeza es el suelo tan resbaladizo del paseo del Campo San Francisco, me encantaba medio patinar cuando cruzaba a toda prisa con mi padre mientras iba del Conservatorio, en el inicio del Rosal, a la calle Toreno, donde luego pasaría horas hasta bien entrada la noche en casa de Purita de la Riva. Era como mi segunda casa”.

También recuerda “las espichas con familia, llenarme de verdín las rodillas de los pantalones, jugando completamente asilvestrada con todos mis primos. Precisamente lo que tratamos de hacer ahora cuando nos juntamos todos con nuestros hijos. Cómo no se van a sentir de Asturias las mías. Por eso el olor de la hierba húmeda, de las tardes cogiendo moras... todo eso me transporta a mi infancia con muchísima facilidad”.

En Asturias y en todo el mundo “se necesita gente con ganas, preparada, con iniciativas, con sentido de la responsabilidad y con espíritu de esfuerzo y ganas de comerse el mundo, que en sus ámbitos de trabajo y en sus entornos más cercanos quiera hacer bien las cosas. Y que las instituciones y los inversores privados sepan valorar e identificar estos perfiles y cuidarlos y retenerlos donde corresponda, para que la sociedad progrese como debe. Todo es una cadena. Si el nivel de estudios en los colegios baja, si se elimina la Filosofía, si se puede pasar de curso con no sé cuánta barbaridad de suspensos, si no se introduce el inglés como toca... pasará que, salvo excepciones, faltará talento. Todo lo que uno se prepare es poco. Cuanto más te preparas más ansia tienes por saber más, por mejorar en nuestros trabajos, sea en investigación, sea en política, sea en la empresa... y más bienestar generaremos en la sociedad”.

Lo que más la enriqueció como persona fueron “las dificultades en esta aventura emprendiendo. Pasarlo mal, lidiar con gestionar una empresa que crece pero que por ello tiene problemas constantes de caja... eso te curte. Es muy duro trabajar una barbaridad con el vértigo y la ‘soledad’ que sientes liderando el proyecto a pesar de las ayudas, como al filo del precipicio constantemente, porque siempre estás arriesgando de alguna manera. Cada decisión que se toma puede salir bien o no. Te tienes que guiar por lo que aprendes, por lo que te informas e incluso estudias, pero por tu intuición también. Y ahí se pasa mal. Y si encima económicamente sufres... pues es realmente duro, pero creces, te haces fuerte a la fuerza. Valga la redundancia. Yo creía que sabía lo que era la felicidad, porque soy una persona muy positiva y disfrutona. Pero ahora sé lo que es la felicidad más duradera. Hay una felicidad que se difumina pronto. Yo me siento la persona más feliz del mundo con una canción que me hace sentir fuerte y tener la piel de gallina, cuando me zambullo en el mar, que me da la vida... pero la satisfacción, o la felicidad duradera, te la dan otras cosas, es la que sigue ahí cuando te miras a ti misma y la sigues sintiendo. Tus hijos, por quienes lo das todo, por quienes te esfuerzas hasta para ser mejor persona y por el trabajo duro. Ahora cuando toco el piano sin esfuerzo me da satisfacción y entiendo tantas y tantas horas de clases y de práctica. En estos años de empresaria tengo días donde acabo exhausta, he llorado porque no podía más, sin saber de dónde sacar dinero para seguir adelante... Cuando consigo cosas, cuando cierro ventas, cuando consigo abrir una tienda propia en Miami... Todo eso hace que sienta satisfacción, y esa felicidad está ahí para quedarse”.

Asturias es un lugar con “una naturaleza y una belleza increíbles. Se sabe que la gente de Asturias te acoge con ganas, orgullosa de compartir todo lo que tiene y con esas ganas de ‘agradar’ que creo que nos enseñaban a todos desde pequeños porque están ahí, en el ADN de los asturianos. Y eso es lo que se ve desde fuera. Lo que tanto se valora cuando lo tienes más lejos. Es una hospitalidad muy especial. Es un lugar que engancha y ahí está el valor y la riqueza de Asturias. Debería aprovecharse eso más allá del turismo. Un lugar así de entrañable para vivir tendría que aprovecharse para atraer talento y para que Asturias a nivel empresarial tuviera más oportunidades y volviera a ser más rica”.

Hay que echar tantas ganas y creatividad como esfuerzo: “Al tope. La creatividad es buenísima, pero todo en este mundo, todo absolutamente, se hace para ser ‘vendido’ de una u otra forma. Es muy importante esa manera de pensar estratégica para sacarle partido a la creatividad. El fin último de cualquier obra, aunque es bello y puro pensar que es la obra en sí misma, no lo es. Es solamente parte del proceso y del camino. Seguramente te ha realizado por dentro, muy posiblemente en el proceso de creación hasta te has sanado por dentro, como les pasa a pintores y escultores maravillosos e increíbles con sus obras, pero luego hay que comer. Es así. Es un bajón incorporar esto a un proceso creativo. Pero es la realidad. Así que mejor que se piense en ello, si no es al principio al menos en algún momento, porque si no es muy posible que no te salga bien. Siempre ha habido excepciones y gente absolutamente brillante y maravillosa que es tanto lo que destaca en su creatividad que ha encontrado el apoyo financiero solamente basado en este talento, pero la mayoría de las personas tendrán que encontrar un equilibrio entre lo que crean y cómo hacer para que se venda...”.