Monárquico convencido, pero con argumentos. Así es el nuevo presidente de la Fundación Princesa de Asturias, el economista y sociólogo leonés Mauro Guillén Rodríguez, según aseguran quienes lo conocen bien. Y el sucesor de Luis Fernández–Vega lo deja entrever a través de sus publicaciones. En una de ellas, de 2014, un año antes de entrar en el Patronato de la Fundación Princesa de Asturias, el decano y catedrático de Dirección de Empresas en la Escuela de Negocios de la Universidad de Cambridge señaló: “Las monarquías en países democráticos como España traen beneficios importantes en lo que se refiere al nivel general de bienestar económico (la renta per cápita), el crecimiento económico, la estabilidad de los precios (una menor inflación) y la producción científica”.

Ese artículo lo publicó en un blog coincidiendo con el anuncio de la abdicación de Juan Carlos I, bajo el título: “El valor económico de la monarquía española en democracia: unos 7.000 millones de euros al año”. En el texto, que tuvo una amplia difusión, Guillén avanzó los resultados de un análisis en el que comparó datos sobre el desarrollo socioeconómico de 153 países entre 1960 y 2013, contrastando si los países que tienen monarquías son más prósperos o no en función de diversos factores. “Si comparamos las democracias republicanas con las democracias monárquicas, la tasa de crecimiento de estas últimas es mayor. Así, las monarquías obtienen mejores resultados económicos que las repúblicas dentro del mismo nivel de libertades democráticas”, reflexionaba.

El doctor en Ciencias Económicas y Empresariales por la Universidad de Oviedo y en Sociología por la de Yale (EE UU) empieza el artículo de la siguiente forma: “El anuncio de la abdicación de Juan Carlos I ha provocado todo tipo de reacciones políticas y sociales. En concreto, se han producido numerosas manifestaciones en favor de la forma republicana de Estado en lugar de la monarquía constitucional y democrática. He escuchado muchos argumentos emocionales y emotivos sobre esta cuestión. A mí me parecen también relevantes las posibles consecuencias económicas”. Y se pregunta: “¿Gozaríamos de mejores condiciones socioeconómicas si se proclamara la república? ¿Supone la monarquía un lastre o un aldabonazo para la economía?”. La respuesta rápida a ambos interrogantes es “no”.

“Mi opinión personal” –explica– “es que no hay motivo alguno para alterar nuestra forma de Estado, al menos desde un punto de vista estrictamente socioeconómico y en comparación a otros países. Nos ha ido muy bien en las últimas cuatro décadas, y parece que en gran medida se debe a la combinación de libertades democráticas y de monarquía, lo que nos ha otorgado un elevado grado de estabilidad institucional”. Y concluye: “El desempleo que azota al país no debiera ser razón para realizar cambios bruscos en el modelo de Estado. Seguramente estaríamos mucho peor sin democracia y sin monarquía. Al menos eso es lo que demuestran los datos comparados internacionales. Lo demás son, sencillamente, opiniones y emociones sin fundamento empírico objetivo”.

No es la única publicación que Mauro Guillén, de madre asturiana de Luarca, sacó en defensa de la monarquía. En 2018, el economista cobró notoriedad por otro estudio, adelantado en un reportaje de “The New York Times”, en el que arrojaba más luz sobre la cuestión. Concluyó que las monarquías constitucionales proveen más estabilidad y una mayor protección de los derechos de propiedad, además de suponer un mecanismo de control sobre los cargos electos. Unas cualidades que propician ganancias económicas constatables y que, a juicio del nuevo presidente de la Fundación Princesa de Asturias, demuestran las bondades de la fórmula monarquía más democracia.