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¿Qué es hoy de los mejores estudiantes en EBAU pasadas? Estas son las historias de ocho de ellos

"Para mantener el nivel académico del Instituto en la Universidad no sirve solo con tener buena cabeza; hay que estudiar muchas horas, ser constante y autoexigirse", aseguran algunos de los alumnos más brillantes de 2018, 2019 y 2020, que rechazan la selectividad "fácil" de la pandemia

Por la izquierda, Jesús Mohandsalah Ait-Idir, Sofía Recuero y Ginés Martínez, en la plaza del Fresno de Oviedo.

Fueron los alumnos más brillantes en las EBAU de 2018, 2019 y 2020, y hoy siguen siendo unos "cracks". Ginés Martínez, Sofía Recuero, Guillermo Mera, Saúl Tejeiro, Inés Vilanova, Jesús Mohandsalah Ait-Idir, Ana Fanjul y Manuel Fernández aseguran que la receta para conseguir sobresalientes, primero en el Instituto y ahora en la Universidad, "no es mágica": "Hay que estudiar muchas horas, ser constante, autoexigirse y no dejar de lado a los amigos y el deporte". Los ocho estudiantes reunidos por LA NUEVA ESPAÑA en este reportaje insisten en que para alcanzar el éxito "no sirve solo con tener una buena cabeza", y rechazan la típica imagen de "cerebritos" que se tiene de ellos. "Detrás hay mucho tiempo y esfuerzo que desde fuera no se ve", afirman.

En la actualidad, todos siguen estudiando, ya sea un grado o un máster, y cuatro de ellos cursan la carrera con la nota de corte más alta de la Universidad de Oviedo: el doble grado de Física y Matemáticas. En pleno debate sobre el futuro de la EBAU –se reformará para 2024–, el joven talento asturiano compara la prueba de acceso a la enseñanza superior con el examen teórico de conducir: "Es hacer en bucle los mismos ejercicios para aprobar; no se deja a los alumnos mostrar su creatividad".

Los jóvenes creen, por tanto, que la selectividad necesita un cambio profundo, piden que sea única en toda España y ven con "con preocupación" cómo las notas de corte se están disparando como consecuencia del modelo fácil de prueba, que se instauró con la pandemia y todavía sigue. "No tiene sentido que te puedas quedar fuera de una carrera que realmente te apasiona teniendo un 13", claman. Eso sucede por ejemplo en la Universidad de Oviedo con el doble grado de Matemáticas y Física, con una nota de acceso de 13,234, y de Medicina, con un 13,01. Las calificaciones de este año podrían subir aún más. La primera lista de admitidos de la EBAU ordinaria (la de junio) se publicará el día 18.

Ginés Martínez Rivera. Ovetense de 22 años, obtuvo una de las notas más altas de la EBAU de 2018: un 9,95. Cuatro años después, ya es graduado en Ingeniería Industrial por la Universidad Pontificia Comillas de Madrid. "Mi prioridad era irme fuera de Asturias y mis padres me animaron a ello. Y es de lo que más afortunado me siento. Fuera de casa siempre se acelera la madurez, aprendes a afrontar los problemas tú solo... Creces más rápido, en definitiva", asegura. Durante la carrera, Martínez siguió siendo el mismo alumno excelente del colegio San Ignacio. "Cabeza hay que tener, pero también constancia, capacidad de trabajo, autoexigencia...", dice. Y desconexión. El joven ingeniero compite en triatlón: "Es la mitad de mi vida. Entreno, dependiendo de la carga académica, entre 10 y 20 horas semanales".

«Si estudiantes de toda España compiten por acceder a las mismas universidades, es injusto tener exámenes distintos», opinan

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Con el grado ya superado, Ginés Martínez empezará en septiembre un máster doble. "Es habilitante de ingeniero industrial con ‘smart grids’ (redes inteligentes). Haré parte en Madrid y parte en Glasgow. Además incluye un programa de prácticas en Iberdrola, que creo que haré en Reino Unido", explica. Al ovetense le gustaría enfocar su futuro a "algo técnico y no al mundo de la consultoría". Sobre la EBAU actual, Martínez cree que la prueba de acceso a la universidad es "muy poca objetiva": "Te dice poco del alumno. Si preparas muy bien el examen, puedes sacar un 10. Sin embargo, eso en la carrera no pasa". El ovetense tampoco ve positivo que se haya "facilitado el aprobado" en los últimos años y que todos los estudiantes opten por el mismo camino, el universitario, cuando "hay déficit de profesiones básicas". "Se debería impulsar más la FP", sostiene.

Sofía Recuero Guerra. Ovetense de 22 años, sacó otro 9,95 en la EBAU de 2018. El próximo curso empezará quinto de Medicina en la Universidad de Oviedo. La carrera, confiesa, no la tenía clara desde un principio: "Casi todas las ciencias me gustaban y un día decía que quería estudiar Física y al otro, Bioquímica. Al final, me vi más en contacto con la gente y estoy muy contenta de la decisión que tomé". De momento, no tiene definida su especialidad de futuro. "Muchos me dicen que, como tengo buenas notas, que tire por una u otra, pero quiero antes ver todas las asignaturas y, a partir de ahí, decidir. Por lo pronto, el cerebro me interesa mucho y me llaman la atención las especialidades médico-quirúrgicas", señala.

Recuero sigue sacando notazas en la carrera. "Me va bien, no noté que sea mucho más difícil que el Bachillerato. Lo que cambia es que ahora hecho una cantidad de horas estudiando enorme en comparación con el instituto. Tienes que tener mucha convicción de a dónde quieres llegar. Yo he dejado de ver la tele, las series, desconectar de las redes sociales... Eso sí, sigo quedando con amigos y haciendo deporte", manifiesta. En su caso, tenis. Recuero conoce casos de alumnos excelentes en la EBAU que en la Universidad han pinchado. Eso es prueba, opina, de que el examen no está bien planteado.

Guillermo Mera Álvarez. Ovetense de 22 años, fue otro de los estudiantes magníficos que obtuvieron un 9,95 en la EBAU de 2018. A partir de ahí, dio el salto a la Universidad, al doble grado en Física y Matemáticas. En septiembre empezará el quinto curso. La física, describe, le cautivó ya en Bachillerato. "Tuve –profundiza– un profesor fantástico de esta materia que nos animó a concursar en la Olimpiada de Física. Eso me dio luego la oportunidad de participar en la fase nacional y creo que esa fue la experiencia clave para tomar la decisión de estudiar esta titulación".

El exalumno del IES Pando de Oviedo afirma que "no hay una receta mágica" para mantener durante la carrera el nivel académico de Secundaria y Bachillerato. También piensa que es "injusto" asociar el éxito "solo con la capacidad innata de la persona": "Un talento fuera de serie resulta completamente inútil si uno no tiene la inteligencia emocional y social para darle buen uso y para gestionar la frustración que puede generar ser mediocre en otros aspectos de la vida". Mera dice más: "Cuando uno se encuentra a alguien excelente en algo, es muy probable que haya invertido una gran cantidad de tiempo y esfuerzo, que desde fuera no se ven". Guillermo Mera ya tiene en mente hacer un máster una vez finalice el doble grado, y este verano está trabajando en el CSIC en un proyecto de introducción a la investigación en matemáticas en el Instituto de Ciencias Matemáticas de Madrid. "En el futuro me gustaría dedicarme a la investigación en física teórica", sostiene.

A Mera le resulta "preocupante" la bajada del nivel de exigencia en la EBAU desde la pandemia. "Un examen en el que sacar una nota alta es relativamente fácil acaba dejando más al azar y no permite discernir entre quien verdaderamente domina el temario y, por tanto, va bien preparado a la universidad de quien ha tenido mucha suerte", reflexiona. "Otro tema que me preocupa –agrega– es cómo la educación termina subyugándose a producir buenos resultados en esa prueba, en lugar de plantearse como objetivo dar a los jóvenes una formación de calidad".

Saúl Teijeiro Suárez. Avilesino de 20 años, hizo la EBAU en 2019 y sacó un 9,95. Tras ello, comenzó el grado de Medicina en la Universidad de Oviedo. "Es algo que tenía claro desde hacía ya mucho tiempo. Desde bien pequeño supe que querría dedicarme a algo que me permitiera ayudar a los demás y, a la vez, tuviera su dosis de movimiento, de actividad o incluso de adrenalina en cierto aspecto. La Medicina es una profesión que me puede aportar todo esto", relata. Teijeiro está "muy contento" de sus notas en la carrera. Las claves para mantener el nivel en la Universidad son, a su juicio, "dedicarle tiempo y esfuerzo". "Sin ello –agrega– puedes tener suerte alguna vez, pero se acabará. Cada uno tiene que encontrar su forma de organizarse y de estudiar. Y tener claro que no todo siempre va a salir igual de bien, que unas cosas se te darán mejor que otras. Pero en lo académico y en la vida en general. No hay que dejar que unas calificaciones lo sean todo".

El avilesino se encuentra ahora en la mitad de la carrera; este año acabó tercero. "De aquí a unos años me gustaría verme con una plaza MIR de la especialidad que me guste y verme disfrutando de lo que hago, satisfecho con la elección", comenta. Teijeiro defiende una EBAU "igual para todos". "Si estudiantes de toda España compiten por acceder a las mismas universidades, puede ser injusto si cada uno ha tenido un examen distinto. Unos años esto beneficiará a unos y otros años a otros. Si, en cambio, el examen fuera el mismo para todos, pues puede haber errores, puede ser más complicado o más sencillo, pero al menos sería lo mismo para todos, por lo que sería una ‘competición’ justa", opina.

«Preocupación» entre los jóvenes por el aumento de las notas de corte: «No tiene sentido quedarse fuera de una carrera teniendo un 13»

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Inés Vilanova de Diego. Ovetense de 21 años, fue uno de los mejores estudiantes en la EBAU de 2019, con un 9,95. A partir de ahí, tenía claro que su futuro estaba en las ciencias. "Estudio el doble grado de Matemáticas y Física en la Universidad de Oviedo. Antes de la EBAU esa era mi primera opción, pero hice el examen tranquila sabiendo que, si no me daba la nota, sería igualmente feliz estudiando solo Matemáticas. No tenía mucha presión", afirma. Pese a su brillante resultado en la selectividad, Vilanova no es la mejor de la clase en la Facultad de Ciencias. "Tengo muchos compañeros con notas más altas que yo y mi media ha bajado de sobresaliente a más bien notable", admite. La ovetense era perfectamente consciente de que esto podía pasar: "Sabía que ser la mejor nota de la EBAU es en gran medida cuestión de suerte". También sabía, agrega, que "no seguiría sacando todo dieces y nunca fue mi objetivo. Estoy contenta con la carrera, los compañeros y mis resultados".

Vilanova de Diego acaba de terminar su tercer curso en la universidad. Por delante, le quedan otros dos. Así que aún no tiene claro el camino que tomará una vez termine la carrera. "De momento, estoy disfrutando de aprender de lo que me gusta, sabiendo que cuando termine tengo muchas posibilidades. No tengo prisa por acabar de estudiar, me gustaría probablemente seguir formándome", confiesa. La joven reflexiona sobre la EBAU actual. "Ya pasaba en mi año y cada vez ocurre más: hay carreras con notas de corte absurdamente altas. Tienes que sacar casi un 14 para entrar. Me parece genial que la EBAU sea fácil de aprobar, pero creo que si fuera un poco más difícil sacar un 10 sería mejor para los alumnos, porque hoy la diferencia entre un 13,5 y un 14 es principalmente suerte", profundiza. "El problema –remata– es que solo es justo si se puede asegurar que la EBAU es igual de difícil en toda España".

Jesús Mohandsalah Ait-Idir Lahuerta. Ovetense de 18 años, obtuvo un 10 redondo en la EBAU de 2020, la primera de la pandemia. Es superdotado e hizo el examen de la selectividad con tan solo 16 años. Le adelantaron de curso en 2º de Primaria y en 4º de la ESO. Hoy estudia en la Universidad de Oviedo el doble grado de Matemáticas y Física. "Me gustaba sobre todo Física, porque me ayudaba a responder preguntas que tenía y a resolver curiosidades. Las Mates también me atraían y para Medicina no tenía vocación", comenta. Así que la elección estaba clara. "Después de las vacaciones, empiezo tercero, y estoy muy contento con la carrera".

Ait-Idir, de padre argelino y madre zaragozana, sigue siendo uno de los mejores de la clase, pese a su juventud. "En lo que mejor nota saco es en las asignaturas que más me gustan. Se nota un montón. Lo cierto es que en primero no aprecié un cambio académico exagerado, de decir: ‘Esto no lo puedo hacer’. Lo que sí noté es que en los exámenes no por mucho estudiar te salen bien los ejercicios. Hay que ser más creativo", indica. Para este joven universitario, "la autoexigencia es muy importante, aunque sin pasarse". "Yo prefiero no sacar notas tan altas y por ejemplo quedar con mis amigos", admite. Se trata de buscar el equilibrio y encontrar tiempo también para el deporte. Él juega en Oviedo Club Baloncesto.

Ait-Idir es de los que piensa que la EBAU es "una lotería". "Podría haber sacado un 10 como medio punto menos. Es ir al examen, tener un buen día y tener la suerte de que te corrijan bien". Para el ovetense fallan más cosas: "Es un formato tan cerrado que no deja a los alumnos mostrar su creatividad. Yo ahora estoy sacando el carné de conducir y los test me recuerdan a la EBAU. Es repetir en bucle los mismos ejercicios y así, por ejemplo, nadie aprende Matemáticas".

Manuel Porrón Álvarez. Mierense de 20 años, sacó la máxima nota, un 10, en la EBAU de 2020 y eligió estudiar el doble grado de Física y Matemáticas en la Universidad de Oviedo. "Siempre me habían gustado estas asignaturas y tras un campus científico de verano en la Universidad de Granada en 2018 decidí que era lo que quería hacer", cuenta. Porrón continúa teniendo hoy un expediente académico brillante, con una media de 8,2 y 18 créditos con matrícula de honor. ¿Sus claves? "Dedicar horas de estudio y afrontar bien el examen. Sobre todo, hay que intentar no desesperarse si algo no sale a la primera; los profesores suelen tener en cuenta si es un fallo numérico o de cálculo, o si es un error conceptual más grave", asegura. El exalumno del colegio Santiago Apóstol y el instituto Sánchez Lastra de Mieres también considera "vital" tener "un buen grupo de estudio; compañeros a los que preguntar dudas, con los que resolver problemas y hacer el estudio algo más entretenido y cooperativos".

Para Porrón el saltó a la universidad significó más horas de estudio. "Es verdad que en el instituto tenía una rutina bastante buena y no se me hizo muy complicado, pero de momento cada año he tenido que estudiar más que el anterior", señala. Ahora mismo este joven se encuentra en Suecia, en un curso sobre nanotecnología. En sus planes también está viajar a Alemania a principios de septiembre a un congreso de estudiantes de física con la Real Sociedad Española de Física. Sobre la EBAU, el mierense opina que la tendencia actual de la prueba, con notas cada vez mejores, "no es nada positiva". "No tiene sentido que te puedas quedar fuera de una carrera que realmente te apasiona con un 13 o 14 en la EBAU. Considero que se debería cambiar el modelo y volver a unas notas de corte no tan desorbitadas, sin que se concentre tanta gente por encima del 13,5", expresa.

Ana Fanjul Álvarez. Ovetense de 19 años, consiguió también un 10 en la selectividad de 2020. Ahora estudia el doble grado de ADE y Derecho en la Universidad de Oviedo. "De momento tengo una media de sobresaliente en la carrera pero es mucho más difícil de conseguir que en el colegio. La clave está en ser constante y responsable. Hay asignaturas que no es posible preparar con poco margen y que requieren un trabajo previo importante", comenta. Fanjul notó "mucho" el cambio del colegio –el suyo fue el Santa María del Naranco– a la universidad. "Exige mayor madurez y esfuerzo, aunque al final terminas adaptándote", dice.

Fanjul forma parte, como ella misma describe, de la "primera generación covid". En consecuencia, le tocó una EBAU "distinta en la que podías descartar mucho temario", el mismo modelo que se ha mantenido hasta hoy y que también se aplicará el curso que viene. Esa mayor flexibilidad en la prueba, señala Ana Fanjul, "se justificaba en aquel momento teniendo en cuenta que durante meses no pudimos dar clases normales debido al confinamiento". Sin embargo, añade, "en los años siguientes debería haberse vuelto a la normalidad gradualmente, ya que permitir tanta opcionalidad da lugar a que algunos centros no preparen todo el temario sino el más accesible de cara a obtener grandes resultados en la EBAU, pero dejando a los alumnos con grandes lagunas de conocimiento".

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