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Nuno Coelho, ayer, en el Auditorio. | Irma Collín

"Es muy importante para la orquesta tener un concertino fijo, lucharemos por ello"

"Me gustaría tener para el repertorio clásico una identidad OSPA en la forma de tocarlo"

Nuno Coelho abandonó su Oporto natal a los 18 años pero se llevó en la maleta señas de identidad: la introspección, mirar el lado melancólico. O su amor por el mar. Aquel niño que asistió con la boca abierta a su primer concierto y en la adolescencia decidió en la Orquesta Joven cuál era su sueño es ahora el director de la OSPA: "Una gran responsabilidad, una gran felicidad. Ya fui director invitado, y estaba acostumbrado a lo que conlleva. Pero es distinto trabajar ahora en tres temporadas pensando no solo en la parte musical, también planificar actividades, desarrollar una orquesta... Tener una idea, una visión de dónde queremos estar dentro de tres años y cómo llegar.

–Carencias de la OSPA.

–Me gustaría tener para el repertorio clásico, que es muy específico, una identidad OSPA de tocarlo. Intentar buscar en tres años la forma de tocar el clásico. Nuestra forma, nuestro sonido. Y desarrollar el desafío del repertorio actual más exigente para hacerlo más común y habitual, y si es posible tener a los compositores cerca para explicar qué quieren decir, cuál es la intención. Y manteniendo el repertorio sinfónico grande más "normal" en un nivel muy alto.

–¿Qué habría que reforzar?

–Hay mucha calidad en los músicos, mucha calidad colectiva. Siempre se puede reforzar la actitud de que cada uno se sienta involucrado en el ensayo y en el concierto. Tomando riesgos. Tengo la sensación de poder llegar más alto porque la base está ahí. El director se tiene que arreglar con lo que hay una tradición de músicos muy buenos que llevan mucho tiempo tocando juntos y mi papel no es cambiar las cosas sino ayudar a elevar ese trabajo que hay.

–Lo que no hay es un concertino fijo.

–Es muy importante tenerlo para mantener esa forma propia de la orquesta. Es como el director titular que está todas las semanas. Lucharemos por ello. Hay más plazas abiertas que hay que cubrir.

–¿Colecciona ideas?

–Como director invitado lo haces, ideas y perspectivas, pero no tienes el poder de llevarlas a cabo. Y ahora tienes esa sensación de "Uf, finalmente", a ver si todo lo que pensé funciona o no. Cada orquesta tiene su realidad, y lo que sirve para una con su contexto cultural o económico quizá no sirva para otra. No se puede copiar porque sí. Lo fantástico de viajar es ver estilos de vida, culturas, hábitos... Sumarlo como algo propio.

–¿El cliché del director déspota ya es historia?

–Esa forma de trabajo de arriba a abajo ya no es posible hoy, es un trabajo de iguales. El director tiene algo más de responsabilidad pero mirando a los ojos de los músicos. La sociedad es así, más igualitaria y democrática, o esperamos que lo sea. Es necesario que el carácter del director sea auténtico. Yo no puedo actuar como un dictador, otros sí, y les sale natural. Las orquestas respetan al director auténtico, aunque no les guste. Cuando ponemos una máscara,, no funciona. Decidí ser uo mismo.

–¿Concienzudo?

–Después de dirigir una obra me tomo la partitura para mirar cómo fue el proceso de ensayo y cómo fue el concierto, tomo notas para la siguiente vez que dirija esa obra... Que me quede escrito lo que pueda ayudarme. Hay que sacar lo mejor posible de la gente que tienes delante, no de la orquesta que pueda tener yo en mi cabeza. Cada músico tiene su visión, que es correcta, pero distinta del colega. El director tiene el papel de unificarlo todo en una mirada única y colectiva. Coherente. Y motivar, que cada músico quiera dar lo mejor de sí mismo. Una parte de psicólogo.

–¿La pandemia dañó mucho la conexión con el público?

–Pasa en todas las ciudades. Las actividades que tenemos pretenden crear algo nuevo, que siempre añade un interés extra. Dar motivos a quienes están interesados por la cultura pero no tanto por la música clásica a experimentarla. Queremos acercar lo más posible los músicos al público. Hablar antes, mientras, después el concierto. Crear una relación casi personal. Que conozcan la primera flauta, el primer cello. Esa identificación es muy importante. Y que la publicidad sea más atractiva, la forma de hablar del concierto ha de ser distinta para alguien que tiene TikTok o Instagram. Hay que saber cómo llegar a esas personas y darles la información adaptándola a distintos públicos, pero también a los abonados de mayor edad para recordarles el placer que sentían antes de la pandemia, sin riesgos. Venga, juntos a comenzar lo que teníamos antes. Nuevos comienzos.

–¿Es un soñador con los pies en el suelo?

–No se puede tener solo sueños, hay que conocer la realidad en la que te mueves. Hay que saber si las ideas que quiero aportar tienen sentido para esta orquesta.

–¿Le queda mucho por conocer de Asturias?

–Conozco bien la urbana. Me falta la Asturias más verde. Por eso me ilusiona tanto la "Ospa de cerca", en abril. Conocer los pueblos más pequeños, tocar para su gente. Será muy especial para ellos y para mí.

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