Pablo Álvarez

La peonza ha vuelto

Ha sido la gran sensación de la primavera y su impacto puede extenderse al verano. Hablo de la peonza. Los niños han vuelto a jugar en la calle, y esta vez han elegido de forma masiva un instrumento muy antiguo. Cuando parecía imposible despegar a los más pequeños de las pantallas en las que suelen gastar buena parte de sus días, resurge una moda ancestral y arrasa. La peonza tiene su ciencia. Una ciencia que no tiene edad. Hace unos días, Ignacio, con cinco años sin cumplir, trató de enseñarme y yo, con mi inutilidad ya legendaria, apenas conseguí que el artilugio diera unas cuantas vueltas, y por supuesto sobre el eje contrario al que establecen las normas de uso. Pero lo importante no son mis frustraciones, sino la capacidad de la humanidad para sorprenderse a sí misma; para engancharse de golpe a una herramienta de otros tiempos; para compaginar el futuro con el presente y el pasado. Porque la vida es eso: combinación, cóctel, versatilidad...

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