El Molinón festejó el 110 aniversario de la fundación del Sporting reuniendo sobre su cuidado césped a emblemas del club rojiblanco, tanto futbolistas como socios que han vivido en la grada infinidad de batallas en el estadio más antiguo del panorama futbolístico español. Los dirigentes del Sporting quisieron premiarles pisando muchos de ellos por primera vez el terreno de juego para convertirse en los protagonistas y llevarse la merecida ovación de las gradas. Junto a ellos saltaron al campo exfutbolistas como Joaquín, Ferrero, Cundi, Redondo, Montes, Panchulo y Tati, entre otros. Una representación de jugadores que dieron tardes de gloria en el estadio gijonés. Y junto a ellos no faltó la figura de Quini, siempre querido y cercano, ni la actual plantilla y cuerpo técnico, que también forman ya parte de la historia sportinguista. También Marcelino García Toral, que ayer visitaba El Molinón como visitante, pero que se sintió arropado en su casa y donde también dejó su sello.

Los goles de la pasada temporada, los del ascenso, abrieron un acto cargado de sentimiento rojiblanco. La actual plantilla rindió su tributo en modo de pasillo de honor a socios que acumulan cincuenta, sesenta e incluso setenta años de inagotable apoyo. Luis Hevia acumula 73 años de socio, con un multitud de instantáneas históricas en su memoria. Pero ayer, en los prolegómenos del encuentro ante el Villarreal vivió el más especial al saltar al campo. "Hace especial ilusión, es un momento entrañable", señala. Junto a él salta Álvaro García, que recuerda que "antes había una grada con una estructura de hierro, asientos de madera y una entrada entre huertos y ahora tenemos un estadio de categoría, una maravilla" explica.

La emoción recorría las venas de estos sportinguistas con solera. El Molinón se había puesto en pie para ovacionarles por su fidelidad a los colores. José Manuel Martínez, socio número 30, no encontraba las palabras para explicar el momento vivido. "A uno se le pone la carne de gallina", expuso tras pisar el césped. Entre los presentes, la única mujer fue Isabel Vega, que comentaba con nerviosismo que "llevo desde los 8 años viniendo al campo y este es un acto muy bonito".

Aficionados, exjugadores y plantilla actual se llevaron una ovación de categoría antes de inmortalizar un momento histórico que pasará a formar parte de las vivencias de 110 años de historia. Emoción, respeto, historia, presente y futuro se unieron en un homenaje que finalizó con un minuto de silencio en recuerdo de los sportinguistas que nos han dejado y con el himno del club. Una sucesión de emociones que pusieron la piel de gallina a todos los que asistieron al emblemático estadio gijonés.