¿Qué es la ilusión? Siendo sinceros, cuando los fichajes entraron por la puerta de Mareo, la ilusión se esfumó. Y no porque sean mejores o peores que los que estaban antes, sino porque el Sporting se había convertido en algo así como una "nación". Una que gozaba de su propia religión -el sportinguismo- y de unos valores compartidos por todos sus miembros. Puede que no fueran los Mesías del fútbol, aunque tampoco eran Judas, pero sí los más fieles a ella. Y es que una nación al final se resume en ese "sentimiento de pertenencia" que, en este caso, compartían afición y equipo. Esto era lo que les hacía fuertes y lo que propiciaba los denominados ´milagros´. No fue el gol del Lugo ni el triunfo ante el Villarreal y menos aun el del Betis sobre el Getafe. Fue la suma de veintidós jugadores y su staff con los veinticuatro mil de la grada y los que están repartidos por el resto del mundo.

Ahora, lejos de tener ese sentimiento de pertenencia, la afición pide la independencia, porque esta nación ya no es la suya. No sienten que formen parte de ella. Y esperan al minuto cinco -unos más que otros- para reclamarla. Esa unión a prueba de goles y de atisbos de atraco arbitral se ha resquebrajado y aunque al final siempre queda aquello de "con mi hermano me meto solo yo, no nadie de fuera", esta nación ya no está plagada de prójimos, sino de "enemigos interiores" que no forman parte de la causa. Porque cuando la revolución viene desde arriba y no desde abajo, nunca triunfa. O al menos no como se espera y como debería.

Lejos de reforzarse captando nuevos habitantes para esta pseudo-nación, optan por proponer pisos de alquiler, cuando todo el mundo sabe que, uno o dos están bien, pero a partir de tres son multitud. Y ves que la vecina, llámese Alavés o Leganés, se refuerza mejor que tú, cuando tiene unas arcas y un nombre -con todo el respeto- en teoría más pobre. Es ahí cuando aparecen las preguntas existenciales: "¿De dónde vengo y a dónde voy?". Porque los que venían de Mareo se van a coste cero o cedidos y los que vienen a esta particular batalla que nunca cesará, no convencen, independientemente del coste.

"Con cesiones y a lo loco", que si se alcanza la salvación ya veremos qué pasa. Y así una y otra vez. Cuando un club carece de proyecto, sufre como el Sporting. Y cuando un club ha superado las adversidades y gesta su propia materia prima y su particular proyecto, como el Celta, disfruta de éxitos.

Hace años, al Sporting se le equiparaba al Real Madrid, al Barça o al Valencia. Y ahora el Alavés, el Leganés y el Celta -que todos estuvieron peor que él-, le superan.

El problema se resume en que cuando la nación cae y se rompe, no hay quien la arregle.