"He muerto y he resucitado.Con mis cenizas un árbol he plantadoSu fruto ha dado y desde hoy algo ha empezado".

Los Secretos

Ahora sí: hay esperanzas de que un nuevo Sporting surja entre las cenizas. En sus manos está confeccionar y materializar un sueño que se empezó a fraguar la tarde de domingo en Butarque. Como uno de esos brillantes proyectos que nacen en una servilleta. Ahora solo queda luchar porque esa servilleta no quede en un mero papel mojado y dé lugar a una hazaña que escriba nuevos nombres en la historia del Sporting. El equipo cogió al vuelo la licencia para soñar en el minuto 58, cuando Burgui saltó al campo. Ese fue ´el gran cambio´ de los de Rubi.

El de Burguillos del Cerro se sintió más arropado que nunca por la que es ´su gente´. Solo hay que hablar con él para saber qué siente. Y esto era lo que necesitaba: el cariño de su afición, sentirse protegido y saberse valorado. A menudo creemos que los futbolistas, por el mero hecho de ser tales, piensan, sienten y padecen igual y nada más lejos de la realidad. Para ilustrarlo sirve con observar un entrenamiento del Sporting: sus compañeros, especialmente Cuéllar, Carmona e Isma, están muy pendientes de Burgui. Cuando algo no le sale bien, inmediatamente van a hablar con él. No es casualidad que ayer, tras el pitido final, precisamente ellos se abrazaran a él y le recordaran su valía y el cariño que le profesan. Son gestos que se materializan en puntos, porque esto genera confianza en el jugador. Y ayer Burgui cuajó su mejor partido con el Sporting: provocó el córner que originó el primer gol y asistió él mismo a Roberto Canella, además de anotar el segundo en una magnífica jugada individual. Ayer: llegó, vio y venció, pero sobre todo recordó al extremo que todos conocemos. Y esta es la mejor noticia para el Sporting.

Y hablando de buenas noticias: la mejor fue la creación de unidad entre afición y equipo. Se ha tardado, había demasiados reproches y la mitad de la pareja en cuestión no demostraba lo que el amor exige. La victoria ha sido el mejor regalo de San Valentín para esta recién estrenada pareja. Ayer se dio un paso grande en la relación: la unidad anexionada a la confianza. Indispensable para que funcione. A pesar de que los triángulos amorosos siempre traen problemas, ayer el Sporting demostró que no fue así. De un lado: el ´Sporting de Los Guajes´, en medio la afición y en el otro costado el ´Sporting de los fichajes´. Sergio comandó a los primeros y Burgui a los segundos. Y es que una vez más se ha demostrado que cuando Sergio Álvarez hace uso de la escuadra y el cartabón para dibujar tal triángulo, todo va bien. Todos sabían que estaba, todos le esperaban y él llegó. Y llegó para quedarse. Porque cuando el Sporting late, es cuando Sergio bombea la sangre rojiblanca.

Precisamente el sábado se enfrentarán en El Templo los dos corazones rojiblancos más fieles: el del Sporting y el del Atlético de Madrid. El Sporting, si late con fuerza, puede dar un salto abismal hacia el progreso y provocar así que el Atleti firme una orden de alejamiento respecto a sus ansiados objetivos en Liga. Latido a latido... el Sporting debe llevarse los tres puntos.