Siempre se ha dicho que lo bueno que tiene el fútbol, es que por muy dolorosa y amarga que pueda ser una derrota, un equipo tiene siempre la oportunidad de reencontrarse con el dulce sabor de la victoria en el partido siguiente. Y por ello, cuanto antes llegue éste, mejor para los jugadores de ese equipo y también para sus aficionados.

No podía llegar por tanto en mejor momento este partido de Copa, sólo tres días después de la debacle en Los Pajaritos y por si fuera poco, frente al mismo rival. Dos señores pájaros (que no pajaritos) de un tiro, que podríamos decir así: volver a la senda de la victoria y encima tomarse cumplida revancha ante los numantinos. Oportunidad por tanto que convendría no dejar escapar y que serviría además como acto de contrición frente a la afición sportinguista.

Porque aunque el once que saltará a El Molinón tendrá muy poco ver con el que jugó el sábado en Soria (también el Numancia presentará un equipo plagado de suplentes), vencer y convencer, serviría de bálsamo para aliviar la decepción tras la primera derrota en el campeonato liguero y contribuiría indudablemente a afrontar el partido contra el Lorca del próximo sábado, con retomadas energías y aspiraciones.

Por todo ello, es innegable que todo lo que no sea lograr la victoria y el consiguiente pase a la siguiente ronda, será considerado como un rotundo fracaso. Y da igual que la Copa sea o no sea “nuestra competición”. Además, no dejaría de tener su gracia, que justo el año en el que el club, como compensación al lamentable descenso, ofreció a sus socios asistir a los dos primeros enfrentamientos de Copa de manera gratuita, se vea en la obligación de cumplir con lo prometido. Nunca es tarde si la dicha es buena para descubrir lo bien que uno se siente cuando cumple con su palabra.

Vista la convocatoria realizada por Herrera y conocida su decisión de brindarle a Dani Martín la posibilidad de debutar con el primer equipo en partido oficial, existen sin embargo algunas dudas sobre cuál será el once titular. En realidad, tampoco está muy claro por qué esquema se decantará el entrenador rojiblanco. Parecen seguros además de Dani, en defensa Lora, quien perdiera la titularidad en el último partido, Xandao e Isma López. Como cuarto hombre quien a priori tiene más papeletas para entrar es Quintero. En el centro del campo y dependiendo de lo poblado que pueda estar, deberían ser fijos Nacho Méndez y Pablo Pérez. A partir de ahí, podrían haber múltiples opciones. Rachid y Moi, podrían ser así los otros dos hombres que acompañaran en la medular; pero sin descartar al canterano Pedro. Arriba, parece seguro que Carlos Castro gozará del perdón del míster (¿tendrá el del público?), después de su injustificable auto expulsión frente al Numancia. Que le acompañe Scepovic o Viguera es difícil de adivinar (incluso el proprio Santos pudiera tener sus opciones), después de la sorpresa que resultó la inexplicable ausencia del serbio del último once.

Pero más allá de los nombres que finalmente decida alinear Herrera, lo verdaderamente importante será que el público que asista al encuentro (no es presumible que se dé una gran entrada, pero tampoco que el estadio presente un aspecto desangelado), al acabar el partido, salga del campo con la satisfacción de haber visto al Sporting que quiere ver siempre: un Sporting aguerrido, ofensivo, que no da tregua al rival, que nunca da por perdido un balón; y menos aún un partido, mientras haya tiempo para ganarlo. Ni tan siquiera yéndose con dos goles de desventaja al descanso, como ocurrió el pasado sábado. Y esto vale tanto para la Liga como para la Copa.

Post Scriptum: a raíz de un malentendido en las redes sociales, el Sporting ha aclarado que su tercera equipación no será de color rosa ‘chicle’. Algunos han ironizado con que el color pudiera ser más bien similar a la de la de la temporada pasada. Esa que ‘ahora sí, ahora no’.