Cuesta llegar a ser titular en el equipo de tu vida. Mucho más hacerlo a los 19 años, en un puesto como el de portero. No es nada sencillo tener la oportunidad de debutar en un campo centenario como El Molinón. Dani Martín (Gijón, 8-7-1998) consiguió todo eso ayer. Y mucho más. El canterano paró lo que se le puso por delante, incluido dos penaltis (uno en los primeros noventa minutos y otro tras no romperse la igualdad en la prórroga) y fue el mejor de un Sporting que puede dejar de verle como una apuesta de futuro. Dani Martín demostró ante el Numancia que es ya una realidad.

Si para un debutante es importante tocar el primer balón con acierto, por aquello de ir ganando confianza poco a poco, Dani Martín inició el partido pletórico. El Numancia, quizá con la esperanza de beneficiarse de los nervios del primer día, tardó tres minutos en probarle. Fue a través de otro Dani, Nieto, que tiene en la zurda un cañón. El gijonés respondió al duro disparo con una elegante estirada, despejó a mano cambiada y pareció dejar claro que hacía falta algo más que eso para superarle. No tardó en llegarle otra dardo envenenado, esta vez lanzado por Guillermo. La respuesta, casi idéntica en la forma, zanjó el ansia soriana de buscarle y levantó la primera ovación de El Molinón. Ni el negro de su equipación le hizo pasar desapercibido.

Las dos buenas intervenciones de Dani Martín permitieron que Scepovic pusiera al Sporting por delante en el marcador. El serbio hizo su segundo tanto de la temporada, el primero en El Molinón, el campo en el que se destapó como goleador. A partir de ahí, los rojiblancos fueron poco a poco menguando y la portería acabó pagándolo. Dani volvió a salir al rescate en un mano a mano con Nacho del que salió victorioso. El rechace quedó a los pies de Higinio, el canterano achicó, pero ya era imposible evitar lo inevitable.

El buen portero también se ve en los detalles. Dani alimentó las paradas con gestos de veterano. La misma seguridad que empleó en el área la tuvo para alzar la voz y ordenar a la defensa, con gritos capaces de oírse desde la zona más alta de El Molinón. Tampoco dudó a la hora de golpear en largo, una de sus especialidades. Con la pierna derecha y con la no tan buena, la zurda. Y si faltaban motivos para que Herrera atienda su candidatura a ser titular también el sábado, ante el Lorca, la segunda parte deparó más y mejor.

El Numancia acechó a un Sporting con dudas. Higinio volvió a tenerla tras ganarle la espalda a Álex Pérez y plantarse ante el guaje. Y Dani aguantó, sacó el disparo seco, cruzado, con pierna derecha. La grada empezó a rendirse a la evidencia. "No queremos jugadores, jugadores del montón, los queremos de Mareo, orgulllosos de Gijón", entonó el fondo sur para reconocer al canterano. Su nombre empezó a sonar con cierta timidez. Y el guaje voló. Voló para detener el penalti que Dani Nieto, aquel que le quiso aguar el estreno, le convirtió ya en el héroe del partido para el sportinguismo. Pasara ya lo que pasara en la eliminatoria. El nombre de Dani atronó ya coreado por todo el campo. Dio para más. Con el partido en la prórroga, volvió a ganarle otro duelo a Nacho y hasta se atrevió a tirar un recorte a Pere Milla. Y en la tanda de penaltis detuvo uno. La Copa no dejó ver mucho fútbol ayer en municipal gijonés, pero alumbró a una futura estrella. El dorsal 32 que lució no le hizo justicia. Dani Martín fue ayer el número uno.