En esta semana donde se están disputando los partidos de vuelta correspondientes a los dieciseisavos de la Copa del Rey, Herrera prepara con sus jugadores, un partido que bien pudiera ser considerado como unos octavos de final, en versión liguera eso sí, de una competición que podríamos denominar la "Copa del turrón".

Un torneo también del KO al igual que la Copa, con la peculiaridad de que quien queda noqueado en caso de eliminación no es el equipo sino el entrenador. Y que reserva un dulce premio final para el vencedor: ese que es conocido en el mundo del fútbol como “poder comerse el turrón”. Para el subcampeón quizás pudiera quedar el consuelo de unos polvorones. O puede que ni eso.

Y es que son cuatro los partidos que le restan por disputar al Sporting hasta el parón navideño. Cuatro partidos que podrían equipararse por tanto a unos octavos, cuartos, semifinales y final. Esta y no otra es la situación en la que se encuentra el equipo como consecuencia de haber conseguido sumar únicamente dos de los últimos 12 puntos en disputa, habiendo caído además hasta el octavo puesto y fuera por tanto del playoff de ascenso.

Así pues, todo lo que no sea lograr la victoria contra el Zaragoza, podría conllevar la eliminación del Sporting en esta singular ‘Copa del turrón’ y el consiguiente adiós de Herrera.

Y aun logrando ese ansiado triunfo que se resiste desde hace cuatro jornadas, la siguiente salida del equipo a Barcelona, para enfrentarse al filial blaugrana, no dejaría de ser una nueva eliminatoria, en este caso unos cuartos. Ya veríamos entonces si a lo mejor un empate sería suficiente para permitir al míster volver a sentarse en el banquillo de El Molinón, para jugar la supuesta semifinal contra el Tenerife. En el horizonte quedaría ya tan solo, una hipotética gran final en Granada contra otro de los supuestos gallitos de Segunda, y que ahora mismo va por delante de los rojiblancos en la clasificación.

Cuatro rivales pues para todos los gustos y cuatro eliminatorias por jugar en las que de caer "eliminados" prematuramente, la consecuencia sería con toda probabilidad unas navidades rojiblancas sin Herrera en el banquillo. Algo que ni los más pesimistas podían imaginarse cuando aún en pretemporada, algunos dentro del club señalaban al Sporting como el máximo aspirante al ascenso.

Pero como el éxito particular de un entrenador ante cualquier reto o competición, supone indefectiblemente el éxito colectivo del equipo al que entrena, la afición sportinguista no desea otra cosa que ver a Herrera salir airoso y vencedor en esta ya inminente ‘Copa del turrón’.

El que pueda ser así dependerá muy mucho de que al capitán de la nave rojiblanca, no le tiemble el pulso ni vacile a la hora de establecer primero un rumbo y después mantenerlo. Y que recuerde que a veces lo más difícil en el fútbol se consigue tan solo con adoptar la solución más fácil y lógica. ¿Se imagina alguien al entrenador del Barça o del Madrid, poniendo a Messi o Ronaldo como pivote defensivo?

Post Scriptum: ¿tiene el Director Deportivo algún posible refuerzo o recambio ya sobre la mesa de cara al mercado invernal? Para dentro y fuera del campo.