Es realmente complicado ceñirse al ámbito meramente deportivo, después de haber vivido esta semana una pérdida tan irreparable como la que hemos sufrido con la muerte del icono más grande que jamás haya conocido el sportinguismo. Sin embargo, llega el fin de semana y toca jugar (aunque maldita sea la gana para muchos), contra el Sevilla Atlético.

Más complicado aún será para nuestros jugadores, afrontar un partido que pudiera significar un punto de inflexión de cara al resto de la temporada, con ese punto justo de motivación que debiera suponer el querer brindar la victoria al héroe caído, pero sin que esa motivación se pudiera volver en su contra en forma de nerviosismo.

Como sucediera en Lorca, se vuelven a confrontar dos rachas negativas. Por una parte la de los locales, que encadenan siete derrotas consecutivas; y por otro lado la de los sportinguistas, que no conocen la victoria a domicilio desde aquel ya lejano mes de octubre, cuando lograron vencer justamente al que será el próximo rival que visite el renombrado estadio de El Molinón Enrique Castro Quini.

Si hay por tanto un partido en el que el Sporting deba dar un golpe de autoridad y demostrar de una vez por todas, que está en disposición de luchar por el ascenso, es este. Y si era una victoria obligada antes de la trágica muerte del Brujo, mucho más lo es ahora. Y es que tal y como reconoció Alex Pérez en sala de prensa y como ha pasado estos últimos días por la mente de todo el sportinguismo, el ascenso se presenta como el mejor homenaje para el eterno nueve.

De cara a este partido que será recordado como el primero después del fallecimiento de Quini, Baraja podrá contar con todos sus efectivos a excepción del sancionado Santos. Para la difícil tarea de sustituir al máximo artillero del equipo, el Pipo parece que habría de inclinarse por el canario Nano Mesa. El resto del equipo, de recuperarse definitivamente Canella, no debería diferir en lo más mínimo del que vapuleó en casa al Osasuna.

Frente al equipo navarro quedó más que claro que el Sporting es capaz de ganar y además de hacerlo jugando bien. Hora es pues para que el equipo deje atrás ese estigma que lleva arrastrando en los partidos lejos de Gijón. Mimbres tiene más que de sobra para lograrlo.

Nunca hubo excusas y en esta ocasión aún menos. Los tres puntos tienen que lograrse sí o sí frente al colista de la categoría. El último partido fuera de casa tiene que servir como lección pero nunca como freno a un equipo que ha de salir desde el primer minuto como si fuera el último de la temporada y con el ascenso en juego. Así es como disputaba cada balón el Brujo Quini y así es como han de hacerlo los hombres de Baraja.

Post Scriptum: de cara al siguiente partido en casa, la afición espera por parte del club algo tan grande como grande fue y será por siempre Quini. Algo muy por encima de aquella insulsa y modestísima celebración del centenario, por citar una reciente referencia.