"La última acción ha tirado por la borda el trabajo". El lamento de Rubén Baraja, lleno de rabia, tras la derrota en el descuento ante el Deportivo, acredita el valor que el entrenador otorga a la faceta defensiva. El nuevo Sporting se erige bajo el protagonismo que le da el Pipo a conceder las mínimas opciones en ataque al rival. Una filosofía que suele ser sinónimo de éxito en Segunda, pero que se topó en Riazor sin la continuidad necesaria con el balón para tratar de aprovechar esa fortaleza. El Sporting se convirtió en el primer equipo de la categoría que completa un partido esta temporada sin efectuar ningún disparo a puerta. El contundente dato adquiere mayor relevancia cuando el objetivo a final de temporada es el de pelear por el ascenso.

"La mejor manera de defender es tener el balón", repetía hasta la saciedad Johan Cruyff. El Sporting hizo un gran ejercicio defensivo en Riazor, pero desde la óptica de disfrutar poco o nada de la posesión y aguantar las embestidas del rival durante prácticamente la totalidad del partido. Se mantuvo de pie incluso con un jugador menos durante el último cuarto de hora, a raíz de que Cofie viera la segunda amarilla por una falta cometida sobre Domingos, cuando el central deportivista amenazaba con internarse en el área. Pablo Marí, en el descuento, acabó con el blindaje de los gijoneses y obligó a hacer una lectura que hubiera podido quedar aparcada si la propuesta rojiblanca se hubiera llevado un punto como premio.

La fortaleza del Sporting en labores defensivas contrasta con los problemas lejos de El Molinón para encontrar el camino hacia la portería contraria. Ya le costó en Alcorcón en la primera jornada de Liga, en un duelo que comenzó a desatascarse tras el descanso. Al igual que sucedió ante el Dépor, los datos en cuanto al porcentaje de posesión fueron inferiores a los del rival (47%, en Santo Domingo y 40%, en Riazor). Todo lo contrario sucedió los duelos vividos en casa ante el Nàstic y el Extremadura, en los que los de Baraja tuvieron el balón el 51% y el 68% del tiempo. En Alcorcón, sin embargo, alcanzó para que los gijoneses acumularon ocho disparos a puerta y otros dos terminaron fuera. No hubo el cortocircuito atacante vivido ante el Deportivo.

Al hecho de que no hay ningún precedente en esta campaña de algún equipo que se haya quedado sin disparar a puerta, entre los tres palos o fuera, sólo se le puede encontrar un símil en la jornada que acaba de terminar a través de casos como los del Tenerife o el Nàstic de Tarragona. Ambos jugaron como visitante, al igual que le pasó al Sporting. Los chicharreros no efectuaron ningún disparo entre los tres palos, pero sí sumaron un total de seis lanzamientos lejos del marco malacitano. Perdieron por la mínima, 1-0, víctimas de un tanto de Leschuck. En el caso del Nàstic, salió goleado de Gran Canaria (4-0), con números en ataque que son los que más se acercan a los de los gijoneses en La Coruña. Los catalanes sólo realizaron dos disparos a puerta, y ambos se fueron lejos de la portería amarilla.

Baraja deberá buscar alternativas a la falta de fluidez que mostró el equipo ante el Deportivo, sin perder el acierto de haber construido en poco tiempo un conjunto fiable en lo defensivo. Un buen ataque puede ser la mejor defensa.