Si ningún infortunio lo impide, Roberto Canella (Pola de Laviana, 7-2-1988) cumplirá mañana, ante el Reus, su partido número 300 como jugador del Sporting (Liga, Copa y fase de ascenso). La cifra se dispararía si se tuvieran en cuenta los partidos que sumó con la camiseta rojiblanca desde que llegó a Mareo con 11 años. "Es un orgullo llevar tantos partidos en este club. Cada uno lo disfruto como el primero. Intentaré llegar lo más lejos posible", asegura el capitán, que debutó en 2006, en el Heliodoro Rodríguez López, de la mano de Preciado. "Sería un sueño poder acabar mi carrera en el Sporting", añade. Su contrato expira en junio y reconoce que "no hay ningún contacto para mi renovación. Todo se verá y se hablara".

La situación deportiva. "Tenemos que ganar en confianza y estar más unidos. Transmitir fuera la idea de los partidos que hacemos en casa", afirma Roberto Canella. El capitán valora antes la situación deportiva que sus extraordinarios números. "La semana está siento un tanto dura por el resultado ante el Rayo Majadahonda", apunta. "Intentamos preparar siempre los partidos de la misma manera, pero fuera no estamos dando con la tecla para lograr los tres puntos y jugar bien. Lo intentamos, competimos, lo dejamos todo en el campo, pero no es suficiente", admite. Es entonces cuando hace un paréntesis para defender a Baraja. "Todo se focaliza en el entrenador, pero los que jugamos somos nosotros. Vamos a sacar esto adelante porque tenemos un muy buen equipo", subraya el capitán.

Doce años en la élite. "Algunos años han pasado más rápido que otros", bromea Canella sobre las doce campañas que suma como profesional. "Destacaría todos los partidos que he jugado. Los que mejor recuerdo me han dejado fueron cuando logramos el ascenso (con Preciado); la victoria en el Bernabéu, aunque me lesioné...", enumera antes de reiterar que "todos me dejan muy buen recuerdo. Es una pasada jugar aquí. Para mí no hay más que esto, jugar en el Sporting. En el club de toda mi vida. Soy un jugador de club y creo que se nota". El de Pola de Laviana sólo disputó una temporada lejos de Gijón, la 2014-15, como cedido en el Dépor. "Fue algo positivo para el club y para mí, pero no fue un buen año en lo personal. Me sirvió de aprendizaje", asegura.

Capitanía y afición. "Puede que ésta sea la temporada en la que más me ha tocado ejercer de capitán. Antes había otros compañeros, como Lora o Sergio, aunque también siguen Mariño o Carmona. Es lo que te toca", afirma el rojiblanco, consciente de que su veteranía le lleva a asumir un papel importante en el vestuario. En todo caso, huye del apelativo "estandarte". "Creo que si algo me caracteriza es la humildad. No me considero un estandarte. No me siento más ni menos que nadie. Soy lo que soy", comenta antes de hablar sobre sus sensaciones esta temporada: "Me estoy encontrando con confianza". El rojiblanco aspira a poder contribuir a conseguir los objetivos y devolver la alegría a una afición crítica tras los últimos resultados obtenidos. "Es normal que la gente se enfade y tenga dudas por los resultados, pero queda mucho y hay que estar unidos. Nunca me cansaré de esta la afición. Aunque es normal que ellos se puedan cansar de ver siempre a un solo jugador. A algunos les gustas más y a otros, menos, pero siempre me trataron muy bien. Creo que me quieren muchísimo. Siempre me he sentido muy querido", subraya. "Seguiré en el club el tiempo que el club quiera. El fútbol da muchas vueltas, pero estoy muy contento aquí. Soy un privilegiado por jugar en el equipo que quiero", concluye Canella, el hombre que acaricia ya su partido 300.