Si obviamos los cinco minutos de prolongación, donde los corazones sportinguistas fueron sometidos a otra 'prueba de esfuerzo' de esas que te restan años de vida, este Sporting con José Alberto a la cabeza dista años luz de aquel otro que con el resultado de cara, se empeñaba en darle todas las facilidades habidas y por haber al rival, renunciando a la posesión del balón y encerrándose en su campo.

Pudo comprobarse sin ir más lejos con los cambios introducidos, con los que José Alberto no varió ni un ápice su propuesta de juego desde el primer minuto al último; ni siquiera cuando el marcador ya le favorecía. Salió con un 4-4-2 y con ese mismo 4-4-2 acabó. Por valentía que no sea. Ni un paso atrás.

Para el recuerdo y afortunadamente como mera anécdota, quedará esa penúltima jugada del partido y donde a la contra el Sporting tuvo la sentencia. Alvaro Jiménez sin embargo, fruto de la ansiedad por marcar, se convirtió en un improvisado central mallorquín, derribando a Djurdjevic y privándole al serbio del que hubiera sido su segundo gol consecutivo en El Molinón Enrique Castro 'Quini'. Menos mal que inmediatamente después, el último remate del Mallorca se fue al limbo.

El partido muy pronto se vio por qué derroteros iba a discurrir. Por un lado el Sporting, apretando arriba, recuperando balones y jugando con sentido. Gran parte del mérito de ello hay que dársela a esa 'sala de calderas' que comandan Christian Salvador y Nacho Méndez, como duopolio de este centro del campo rojiblanco que propone José Alberto. El mismo míster que por segunda jornada consecutiva ha enviado a Cofie a la grada.

El Mallorca por su parte, demostró el porqué de su clasificación. Se trata de un conjunto sólido, que no se descompone en ningún momento. En su caso no lo hizo siquiera con el marcador en contra. No en vano llevaba sin perder fuera de su feudo desde el mes de octubre.

Pudo el Sporting haber llegado al descanso ya con algún gol en su haber. Pero como sucediera en la jornada anterior en Elche, le faltó puntería en algunas ocasiones y en otras un mejor posicionamiento de sus delanteros.

Hubo así que esperar al minuto 58' para que fuese uno de ellos, Blackman, quien rompiese las tablas haciendo justicia a lo visto hasta entonces. Una acción donde gran parte del mérito hay que adjudicárselo a su compañero en la punta de ataque. Fue el del serbio un partido excepcional en lo que se refiere a brega y pundonor al servicio del equipo.

Apenas cinco minutos después, pudo marcar el británico su primer doblete con la elástica rojiblanca, pero su tanto fue anulado por un fuera de juego más que dudoso. En realidad quien sí estaba en posición ilegal era Djurdjevic y de ahí probablemente el error en la señalización.

Poco antes de que Blackman adelantase al Sporting, José Alberto había realizado su primer cambio, dando entrada a Traver por un desafortunado Robin Lod. Sigue el finlandés sin acabar de cuajar una actuación que acredite lo que se espera de él. Y lo cierto es que durante el tiempo que estuvo sobre el campo, su sustituto provocó mucha mayor inquietud en la defensa isleña.

Pablo Pérez fue el siguiente en saltar al césped, sustituyendo al autor del a la postre único gol del encuentro. El público despidió al nueve del Sporting en medio de una gran ovación. Finalmente y todavía con casi un cuarto de hora por delante, José Alberto agotó las sustituciones, siendo el elegido Álvaro Jiménez y Carmona quien se fuera a la ducha. Buena actuación también la del capitán del Sporting.

Y es que en líneas generales, este Sporting, carente de grandes individualidades a pesar de todos los fichajes habidos y por haber, si por algo se caracteriza bajo la batuta de José Alberto, es por su solidaridad a la hora de trabajar y jugar como un bloque. Y dentro de esas ayudas que todos se dan unos a otros, tanto en ataque como en defensa, las posibles deficiencias individuales pasan mucho más desapercibidas.

Victoria por tanto más que justa y merecida. Y que sirve para hacer bueno como se pretendía, ese 'puntín' logrado fuera de casa en la jornada anterior. Se mantiene la imbatibilidad con José Alberto en el banquillo y además en esta ocasión, son tres puntos que sí sirven para acercar a los rojiblancos a las posiciones de playoff. Aunque sea el propio entrenador quien se haya apresurado a afirmar que no hay que mirar la clasificación. Al menos hasta que no se lleguen a aquellas famosas últimas diez jornadas de Don Luis Aragonés, a quien el fútbol tendrá siempre en su gloria. Pero qué duda cabe que todo se ve mejor bajo el prisma de una victoria.

Ahora no queda más que aprovechar esta dinámica positiva, tanto en juego como en resultados, en la que está inmerso el equipo. La Mareona ya prepara así con la máxima de las ilusiones su desembarco en Lugo el próximo sábado. Y con una única pregunta en su cabeza, aunque ahora ya dé igual la respuesta: ¿por qué se esperó tanto?

Post Scriptum: el azar ha querido que sea el Valencia de Marcelino quien se mida al Sporting en los octavos de final de Copa. Primer partido como era sabido en casa. Lo que todavía no es sabido aunque se intuye, es que los socios habrán de pasar por taquilla. Bien pudiese el club tener un detalle para los suyos, como si de un último regalo de Reyes se tratara. Después de los ingresos obtenidos gracias al éxito en las ventas de la tercera equipación, homenaje al 'Brujo', y con una cuentas saneadas, tampoco sería pedirle mucho al club, como reconocimiento hacia una afición demasiado acostumbrada en las últimas décadas a recibir carbón de SS.MM. de Oriente. Y sin merecerlo ni por asomo.