El que perdona lo acaba pagando. Al Sporting volvió a salirle cara, en el Carlos Belmonte, su falta de contundencia en el área. Los rojiblancos cedieron la victoria a falta de cinco minutos con la dureza añadida de que el tanto del Albacete llegó en fuera de juego. Djurdjevic alumbró el camino con un golazo a los veinte minutos que abrió el mejor momento de los de José Alberto. El serbio, sin embargo, desperdició dos claras ocasiones antes de que Zozulia, en fuera de juego, premiara la insistencia de los manchegos sin VAR al que poder recurrir. El punto ante el segundo de la tabla terminó, como tantas otras veces, sabiendo a poco.

Hizo el más difícil y no acertó con los que parecían más sencillos. Djurdjevic personificó la figura de un Sporting capaz de esquivar la gran puesta en escena del Albacete, ponerle contra las cuerdas en un campo en el que no ha perdido todavía esta temporada y acabar siendo incapaz de tumbarle cuando parecía resignado a la superioridad gijonesa. El serbio, el más activo de los de José Alberto, deslumbró con el disparo que abrió el marcador, con un golpeo a media distancia tan duro como ajustado. Sin embargo, poco después volvió a desaprovechar otro mano a mano anote el portero, que pudo dar la puntilla antes del descanso y, en la segunda parte, huyó de remates prácticos para armar una tijereta en un balón a bocajarro tras un gran centro de Geraldes.

La urgencia de puntos y goles eleva la exigencia para un Sporting que, en cualquier otra situación, vería como bueno un empate en el feudo de un conjunto que marcha en ascenso directo y sumaba once partidos invicto. Doce con el de ayer. Sin embargo, la necesidad de remontar posiciones obliga a sacar mejor provecho de los buenos momentos, resumidos, básicamente, en la media hora final de la primera parte. Llegó con cinco novedades en un once con premio para algunos de los jugadores más inspirados en la victoria copera ante el Valencia. Se mantuvieron Babin, Canella, Sousa, Álvaro Jiménez y Hernán. No tuvo premio, sin embargo, Pablo Pérez, mientras que sorprendió la suplencia de Nacho Méndez, un fijo en las últimas jornadas. El ingenio del luanquín se notó tras la reanudación, entre los intentos de un Hernán Santana con la gasolina justa. Ahí se empezó a crecer el conjunto manchego.

Entró mejor el Albacete. Los manchegos metieron una marcha más a la presión y a la circulación del balón ante un Sporting que buscaba su sitio. Zozulia avisó a los 4 minutos con un cabezazo que se fue cerca del palo tras un buen centro desde la derecha del exoviedista Susaeta. Otro futbolista con pasado azul, Erice, comenzaba a adueñarse de un centro del campo en el que Cristian Salvador se multiplicaba a la espera de Hernán y Sousa para generar superioridad. Los rojiblancos, aún así, superaron un primer cuarto de hora de apuro que zanjado con un derechazo de Hernán Santana desde la frontal que se fue cerca del marco de Tomeu Nadal. El Sporting reapareció.

El siguiente disparo fue ya un golazo. Los que acostumbra a marcar Djurdjevic. A su favor debe decirse que hace pocos (3 ya en Liga y 1 en Copa), pero casi todos de gran belleza. El serbio sacó petróleo de un saque de banda que él mismo llevó a unos metros del área para armar un derechazo, abajo, inapelable. El partido dio entonces un tremendo giro. Los rojiblancos, ayer de verde, se lo creyeron. El envalentonado Albacete, sin embargo, dio un paso atrás. Tanto, que los manchegos se pusieron nerviosos y Gentiletti regaló el segundo a Djurdjevic en una mala cesión hacia atrás que encontró al voluntarioso serbio en guardia. El delantero se fue a por Tomeu y cuando ya se cantaba un nuevo tanto visitante, Tomeu adivinó las intenciones en el mano a mano. No hubo puntilla, pero el camino al descanso fue relativamente plácido para los de José Alberto. El Albacete tuvo en el talentoso Febas y el balón parado sus acercamientos de más peligro, neutralizados por el seguro de vida de los gijoneses: Diego Mariño.

Álvaro Jiménez le dio salsa a la reanudación con un centro cerrado a saque de esquina, repetido varias veces durante el partido, que puso en aprietos al portero local. Djurdjevic, omnipresente en ataque como Salvador en el centro del campo, alcanzó a coger el rechace, que rozó el brazo de Zozulia entre las protestas sportinguistas pidiendo penalti. De ahí en adelante el dominio fue de los de Ramis y las contras, gijonesas. Eugeni, en un nuevo saque de falta, a costa de un Carmona que concedió demasiado, exigió a Mariño, que detuvo en dos tiempos. Los manchegos empezaron a apretar con Bela como jugador más desequilibrante. El franco-congoleño tuvo la siguiente en una contra en la que superó a Peybernes y cruzó en exceso. La réplica llegó con otra rápida acción, más clara aún, llevada por el recién incorporado Traver y Geraldes. El luso puso un medido centro a Djurdjevic que, con todo a su favor, armó una tijereta para rematar picado. El balón se fue por encima del larguero.

El Albacete volvió a respirar y el público se unió para ir a la carga en busca del empate. La afición apretó un poco más al colegiado, Milla Alvendiz, protagonista de una sonora pitada al inicio del encuentro envuelta en 10.000 cartulinas rojas repartidas por las gradas para protestar contra los arbitrajes. Encontró recompensa la queja. La entrada de Pablo Pérez por Hernán no equilibró el asunto y el Albacete siguió acechando área contraria hasta pedir un penalti de Peybernes sobre Zozulia antes de que un centro desde la derecha de Tejero encontrara al ucraniano, en fuera de juego, para poner el empate. Pudo ser peor ya que, en el descuento, Mariño salvó un disparo a quemarropa de Bela. Todo, por dejar vivo al Albacete.