El Sporting logró en Soria, acabar con pésima racha de resultados que llevaba arrastrando en las últimas jornadas, con tres derrotas consecutivas que habían provocado que un equipo señalado al inicio de temporada como candidato al ascenso, se viera al inicio del encuentro en Los Pajaritos a la friolera de catorce puntos del sexto clasificado.

Quizás esta situación, prácticamente de desahucio total, fue la que llevó a José Alberto a plantear de nuevo un 4-4-2, con sus dos delanteros disponibles, Uros y Alegría, desde el primer minuto sobre el césped.

Aunque quizás la mayor sorpresa fue la de volver a ver a Molinero vestido de corto y no para ocupar su demarcación habitual, sino para relegar a dos laterales izquierdos como son Cordero y Noblejas al banquillo. Ya con la convocatoria José Alberto había sorprendido a más de uno, dejando fuera de ella a Santana, uno de los jugadores que mejor rendimiento venía mostrando.

Más de mil seguidores sportinguistas en las gradas, contribuyeron con sus cánticos desde mucho antes de que el balón echase a rodar, a sacar del letargo a los seguidores locales, ante la tesitura de tener que ver un partido a horas más propias de sobremesa o de placentera siesta.

Aunque para la parroquia numantina no pudo haber peor despertar que el de ver cómo prácticamente a las primeras de cambio, el Sporting se ponía por delante en el marcador. Fue pitar el inicio el colegiado del encuentro y el Sporting, que sacaba de centro, lanzar uno de esos típicos balones en largo, más al estilo de patada a seguir del rugby. El Numancia salvó sin complicaciones la situación, cediendo un saque de banda del que el Sporting supo sacar petróleo. Geraldes, recordando el más puro estilo Luis Hernández, buscó a Alegría, quien dentro del área, dejó de cara para que Cristian Salvador embocara a puerta, logrando de este modo el tanto más tempranero en lo que va de temporada para el equipo rojiblanco.

Buscó rápido la reacción el Numancia, y pudo conseguirla pronto merced a un tanto de David Rodríguez, anulado por un fuera de juego de esos en los que a veces los asistentes de banda se dan mus. Como en aquel que sufrió en sus carnes el Sporting en el Carlos Belmonte.

Hubieron de esperar los sorianos hasta pasada la media hora, para lograr ese empate, y que llegó también del lanzamiento de un saque de banda, en el que el propio David Rodríguez, intentó un remate de chilena, transformándose éste en una improvisada asistencia a Diamanká, quien supo resolver con frialdad ante Mariño.

Pero como cantase Joaquín Sabina, con aquello de que “cuando menos te lo esperas, el diablo va y se pone de tu parte”, sin tiempo para saborear el empate el Numancia, se encontró con que un ex de la casa, Alegría, en una internada por banda izquierda, tras levantar la cabeza y ver la incorporación al remate de Uros, lanzó un centro que pareció cobrar vida propia para colarse al fondo de las mallas. El delantero extremeño no dudó en pedir disculpas, quizás por partida doble: por su citada condición de ex y por la enorme dosis de fortuna en la acción.

Se llegó así con el 1-2 al descanso, en una primera parte donde lo mejor para el pobre espectáculo ofrecido fueron los tres goles. En la segunda, el panorama en lo que a fútbol se refiere no varió mucho. El Numancia lo intentaba una y otra vez a base de posesión (llegando a alcanzar hasta un 70% de la misma), pero sin apenas generar peligro en la meta defendida por Mariño. Ni siquiera en los diversos saques de esquina de los que dispuso.

El primer cambio introducido por José Alberto fue el de Pablo Pérez en el minuto 65 por Aitor García, uno de los más activos hasta entonces. El canterano pareció entrar ‘sobrerevolucionado’ al campo. Fruto de ello fue el que viese casi de inmediato, la tarjeta amarilla que le hará cumplir ciclo de tarjetas en el próximo partido en El Molinón Enrique Castro ‘Quini’.

Tuvo además el propio Pablo Pérez en sus botas las sentencia en el minuto 77, pero le faltó instinto goleador para culminar una acción que pedía a gritos un disparo, en lugar de una asistencia hacia un lugar adonde aún no había llegado Uros.

Antes de esa acción se había producido la lesión de Alegría, lo que obligó al cambio del delantero, siendo Traver el elegido. El tercero y último cambio, llegó ya en las postrimerías del partido, siendo Sousa quien reemplazase a Cristian. Otro partido para enmarcar el del canterano.

De ahí al final poco más que señalar, salvo quizás que el árbitro perdonó la segunda tarjeta a Pablo Pérez. Los 5 minutos de descuento sólo sirvieron para que se alargara la agonía de un Numancia, negado en ataque. Aunque bien pudo por su parte sacar provecho Uros en ese tiempo de alargue, de una indecisión entre el portero y un defensa del Numancia. Habría sido con toda seguridad la jugada tonta de la semana. El jugador balcánico sigue siendo partido tras partido, un incordio para la defensa rival. Pero se vuelven a echar de menos sus goles. Su compromiso es innegable en todo caso.

En definitiva, partido para el olvido en lo que a juego se refiere, pero victoria importante de cara a intentar retomar esa dinámica en la que el equipo llegó a navegar viento en popa y a toda vela, con la llegada al banquillo sportinguista del entrenador de la casa. Por soñar que no quede. José Alberto ha dejado claro en Soria que no será él quien arroje la toalla. Antes arrojará (metafóricamente hablando, se entiende) a alguno que otro a la grada.

Post Scriptum: en momentos de crisis es donde los líderes asumen la responsabilidad de sus errores y jamás se esconden. Algo de esto se echó en falta la pasada semana en el Real Sporting. Y no hablamos de jugadores.