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El Sporting B de Samuel, cocinado a fuego lento

Al éxito absoluto, muchas veces, le prosigue una reconstrucción dificultosa. En esas está el Vetusta, filial del Oviedo, que tras dos años de gloria busca ahora su nuevo camino en Segunda B. A cinco días del primer "miniderbi" de la temporada ante el Sporting B en El Molinón (domingo, 12.00 horas), atraviesa un bache (tres derrotas seguidas) del que quiere salir a merced de su gran rival.

La temporada del filial, la segunda consecutiva en Segunda B tras el ascenso en 2018, viene marcada irremediablemente por el destino del primer equipo. Los cambios han afectado tanto al césped como al banquillo.

La generación de jugadores que lograron el ascenso desde Tercera División y, al año siguiente, la mejor clasificación en Segunda B en la historia del filial, fueron reclutados de inmediato para el primer equipo, entrenado en verano por el argentino Sergio Egea. Lucas, Edu Cortina, Jimmy, Borja Sánchez, Steven y Viti (estos dos últimos regresaron al filial), a los que hay que sumar a Lolo, que fue un fichaje llegado el año pasado.

Ese era parte del esqueleto del filial, apuesta clara del Oviedo para construir una política de cantera en el primer equipo. Al Vetusta, con Javi Rozada finalmente a los mandos tras las dudas veraniegas, le tocó iniciar un nuevo proyecto sin sus hombres fuertes. Y el filial se lanzó al mercado (11 fichajes), siempre contando con la irrupción de las perlas que vienen por detrás, criándose en la cantera azul. El ejemplo claro es el delantero Javi Cueto. Además, determinados jugadores bandera del filial, todos ellos esenciales en los planes de Rozada, (Josín, Javi y Jorge Mier, Ugarte o Viti), seguían en la nave. Incorporaciones clave, para tirar del carro con visos a aportar en el primer equipo (ambos han debutado), fueron el mediapunta ovetense Riki, del Langreo, y el delantero ghanés Samuel Obeng, que llegó procedente del Calahorra.

Y el Vetusta, con Rozada, arrancó bien salvo el varapalo de la primera jornada (derrota por 4-3 ante La Peña) dos victorias y un empate y un equipo con la identidad de Rozada. Pero el primer equipo hacía aguas. Y Sergio Egea, entrenador del Oviedo, fue cesado en la jornada cinco. Y el club apostó por la llegada de Javi Rozada, antídoto para intentar sacar a los carbayones de la crisis de resultado. Y si en el primer equipo la apuesta para el banquillo del primer equipo vino de la cantera -Rozada es un hombre de la casa que ya entrenó al Oviedo en cadetes- lo mismo sucedió con el Vetusta.

Emilio Cañedo, con una gran trayectoria avalada en el juvenil, tomó el mando del filial con la idea de dar un estilo continuista, de no tocar demasiado lo que funcionaba y aplicar su personalidad. Y en esas anda el ovetense, cuando al Vetusta, encuadrado en un grupo, el I, a priori más complicado que el del año pasado, le han llegado las primeras curvas en una larga temporada.

Los ovetenses viven con calma en mitad de la tabla, décimos con diez puntos. La última derrota, en El Requexón ante el Racing de Ferrol el pasado domingo (0-1), ha escocido en el grupo, que quiere levantarse cuanto antes para revertir la situación. Las bajas en las últimas semanas ha sido otro hándicap para Cañedo, con hombres importantes reclutados con el primer equipo. Obeng y Viti, fundamentales, fueron citados con el primer equipo en la victoria ante el Albacete. También Jorge y Javi Mier, indiscutibles, y Josín, se perdieron varios partidos en este inicio de Liga.

Como líder inesperado, con permiso de Riky, ha destacado Alarcón, que vino como extremo pero ahora, en el sistema 4-3-3 que está utilizando Cañedo, también se sitúa de interior. Ha cogido galones -es capitán cuando falta Josín- y responde con buenas actuaciones y con goles: lleva 5 en ocho partidos, el máximo anotador del Vetusta en este inicio de Liga.

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