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El legado de Torrecilla

El exdirector deportivo deja la figura del coach, cámaras en los entrenamientos, 21 millones en ventas y 36 fichajes en tres años

Miguel Torrecilla, durante la rueda de prensa ofrecida el pasado verano. JUAN PLAZA

En la memoria de muchos sportinguistas, Miguel Torrecilla será un director deportivo más que fracasó en su intento de devolver al club a la Primera. El hombre de los 36 fichajes en tres temporadas. Quien llevó al banquillo a cuatro entrenadores diferentes sin evitar que el rendimiento deportivo menguase cada año. El fracaso del salmantino, reemplazado por Javi Rico, deja también cosas buenas. Entre sus méritos, una mejorada secretaría técnica casi inexistente a su llegada; métodos como la instalación de cámaras para profundizar el análisis y seguir en directo cada entrenamiento en Mareo y la introducción de la figura del coach para trabajar también mentalmente a los futbolistas. Planes como dar un mayor protagonismo al uso de Big Data y un mayor peso del área de psicología deportiva se quedan en el tintero. No será en Gijón.

Miguel Torrecilla llegó al Sporting con el ánimo de recuperar el pulso a una mala etapa al frente de la dirección deportiva del Betis y un incuestionable prestigio avalado por sus éxitos en Salamanca y Celta de Vigo. Este último era el modelo a repetir en Gijón. En sus manos, las claves para devolver a lo más alto a un club de características similares al Sporting a través de buen ojo para cazar talento y hacerlo mezclar con lo que había en la casa. Él venía de ver emerger a Iago Aspas; sumar traspasos importantes por futbolistas como Santi Mina o descubrir en España entrenadores como Berizzo. De Segunda a Primera, siguiendo por Europa.

El añadido de repetir en Gijón la apuesta por Paco Herrera, con quien compartió éxito en Vigo y que cobraba sentido añadido en el Sporting por el pasado rojiblanco del entrenador, abría una fórmula prometedora que se fue al traste en menos de seis meses. A partir de ahí, todo pareció desinflarse poco a poco. El acento estuvo en el desplome del equipo en la promoción de ascenso disputada el primer año.

En el camino, Miguel Torrecilla creo un equipo de trabajo iniciado con dos de los hombres de confianza que le acompañaron: su hermano, Toño, y Javi López, auxiliar del primer equipo en su segunda etapa en el club en los tres años de la "era Torrecilla". Alrededor de ellos se formó una secretaría técnica mínima en número a su llegada. Tomás Hervás, ahora segundo de Abelardo en el Espanyol, continuó con las labores de seguimiento. Portugal pasó a ser plaza importante. Isma Piñera y Sergio Sánchez, otros dos hombres de la casa, se sumaron al grupo de trabajo. La estructura fue ganando tamaño con ojeadores "subcontratados" en diferentes puntos de España y más personal del club que ampliaron su desempeño, como Iván Hernández.

Otra de las grandes apuestas de Torrecilla fue la de Arturo Martínez Noval como coach. El exrojiblanco tomó contacto primero con el filial y más tarde dio el salto al primer equipo avalado por la importancia que siempre dio el salmantino a la influencia de la psicología en el deportista. En Gijón pretendía desarrollar un departamento similar al que en su día aplicó en el Celta. En el último año se estaba formando en el uso y aplicación de Big Data, que básicamente consiste en el análisis masivo de datos que puede resultar clave en la toma de decisiones y que forma parte del día a día de las direcciones deportivas más importantes. Él también abrió puertas para que el Sporting haya experimentado en tres años récord de ventas en jugadores, 21 millones, otro de sus legados..

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