Hace prácticamente un cuarto de siglo el Sporting vivió todo un carrusel de emociones para cerrar la temporada. Aunque rozó una proeza con la palma de la mano, la presión por no descender provocó que prácticamente no se creyese realmente en ello. Ocurrió un miércoles 14 de junio de 1995. El Sporting venía de perder en casa en las semifinales de Copa del Rey por 0-2 ante el Deportivo. Con la promoción por la permanencia acechando, el conjunto rojiblanco afrontó unos días después de la dura eliminatoria ante el Lleida la vuelta de la Copa en Riazor. Y allí el Sporting sorprendió. Se puso con un marcador favorable de 0-1 muy pronto, a los diez minutos, pero no fue capaz de lograr un segundo tanto que le hubiera puesto en la rampa para disputar la final.

El conjunto rojiblanco, entrenado por Ricardo Rezza, entró de la mejor manera posible para poder hacerse un sitio en aquella deseada final. Y es que el Sporting salió a por todas y se adelantó en Riazor con un tanto de Igor Lediakhov. Y se quedó corto. Le faltó un poco más para aumentar su renta y acceder a una final de Copa del Rey que ganaría poco después el Deportivo de la Coruña ante el Valencia, en el que fue el primer título de los gallegos en su historia, justo un año después del llorado penalti que Djukic falló ante los valencianos en el último minuto de la última jornada, y que les habría valido para ganar la Liga por primera vez. Esa final de Copa además tuvo miga, porque se paró el partido por el granizo en Madrid en el Santiago Bernabéu. Se reanudó un par de día después la final y el Dépor marcó en ese corto espacio de tiempo, llevándose la final y el primer título de su historia.

Volviendo a la semifinal de Copa del Rey, el Sporting alineó en Riazor a Ramón, Velasco, Muñiz, Marcelino, Pablo, Marcos Vales, Avelino, Lediakhov, Sabou, Dani Bouzas y Morales. Emilio sustituyó a Morales y Castaño a Marcos Vales."El Sporting ya nota la mano de Rezza" fue el titular de la crónica de LA NUEVA ESPAÑA. La visión de la promoción para no bajar a Segunda, pese a estar a un paso de la final, centró todos los análisis. "Un Sporting muy cambiado y con sensible mejoría en su juego metió ayer el miedo en el cuerpo al Deportivo, que en ningún momento supo contrarrestar el buen entramado defensivo de los rojiblancos, en los que ya se notó la mano del nuevo entrenador", se detallaba en la misma. "El Sporting estuvo a punto de forzar la prórroga, después de haber perdido en El Molinón hace un par de semanas por dos goles", se profundizaba en la crónica. Rezza, al término del partido, lanzó un mensaje de aliento: "Estoy orgulloso por lo que hemos puesto en el campo. El futuro es complicado pero esto anima para los partidos tan importantes que tenemos de promoción".

El Sporting, en aquella temporada, eliminó en la Copa del Rey en las rondas previas a equipos como el Eibar y el Sevilla; en octavos, al Badajoz, y en cuartos de final al Rayo Vallecano, otro de los teóricos humildes que aspiraban a poder ganarse un sitio en una competición que daba opción a poder dar una alegría añadida a la afición. En la Copa del Rey, sólo el Deportivo impidió que el Sporting llegase a la final. Mientras que en la Liga, el final de un año duro al menos fue feliz, porque el Sporting empató en la ida de la promoción 2-2 en Lleida, y se impuso después 3-2 en El Molinón. Una promoción por la permanencia que marcó a una generación de sportinguistas y que cumplirá, próximamente, 25 años, sus bodas de plata.