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El Sporting se deja remontar

Las Palmas - Sporting.

Aterrizaba el Real Sporting en las Islas Afortunadas, con el objetivo precisamente de acabar con su particular gafe en Gran Canaria, donde llevaba sin conocer la victoria desde el año 2004 y sin victorias en las últimas diez visitas al Estadio de Gran Canaria.

Se enfrentaban dos equipos separados por diez puntos en la tabla clasificatoria, con tendencias claramente diferenciadas. Para los canarios el único consuelo era que sus cuatro victorias cosechadas hasta la fecha, habían sido como local.

Para el envite, David Gallego lejos ya de resultar una sorpresa, apostaba de nuevo, salvo por el cambio de Pablo García por Saúl, por el mismo once que tan buenas sensaciones había ofrecido en su último encuentro en casa ante el Sabadell. Se podría decir que el Real Sporting presentó en Gran Canaria su equipo de gala. Y la mejor noticia para cualquier sportinguista de cuna es que en ese once, nada menos que había siete asturianos. No es nacionalismo: es puro sportinguismo.

Vestido de ese violeta que por la televisión parece más bien azul, el Sporting empezó como es ya habitual en sus últimos encuentros, presionando en todas las líneas, con los diez jugadores de campo con la lección de sobra aprendida y jugando lo que se dice de memoria. Sin duda la derrota del Leganés había sido además muy bien recibida si no por el vestuario, sí por toda la afición, consciente de que incluso de no sumar ante los amarillos, seguirían arriba en la clasificación.

A pesar de su mala dinámica, la UD Las Palmas de Pepe Mel, no se arrugó ante este Sporting e intentó hacerse a su vez con el control del encuentro. La realidad que es que alcanzado el primer cuarto de hora, ninguno de los dos equipos había puesto a prueba al cancerbero rival. Partido táctico a más no poder, lo que suele traducirse en poco vistoso para el espectador.

Justo en el minuto 16, se produjo la primera acción reseñable del partido, en forma de amarilla para Javi Fuego. Tarjeta clara en una entrada dura en el centro del campo que quizás se pudo haber evitado. El problema para David Gallego venía dado por la ausencia de recambios para esa zona del campo, con las bajas de Nacho Méndez y Cristian Salvador.

Dos minutos después, un buen centro de Guille Rosas con el exterior, acabó en los pies de Djuka, de espaldas a la portería, pero siendo incapaz el serbio de concluir la jugada, bien girándose, bien buscando alguna incorporación. No estaba el partido hasta el momento como para desperdiciar la más mínima oportunidad.

El balcánico no tardó en reivindicarse. Era el minuto 21 cuando un exquisito pase de primeras de Manu García, también con el exterior, encontró a Uros desmarcado, siendo derribado por el portero local, Alex Domínguez. No dudó ni un segundo el colegiado vallisoletano, Olíver De la Fuente. El propio Djurdjevic ejecutó la pena máxima, engañando por completo al portero amarillo, disparando duro y raso a la base del palo derecho de la portería grancanaria. Séptimo tanto para Uros, que volvía así a reencontrarse con el gol. Gran jugada del Sporting y óptima definición final.

Mejor no se le podía poner el partido a los de David Gallego, en su primer disparo entre los tres palos. Y es que además, es algo de sobra conocido que remontar en Segunda, le cuesta dios y horrores del primer al último clasificado de la categoría.

Como cabía esperar, el equipo canario intentó reaccionar, pero sin demasiada convicción. Fue así que en el minuto 34, el propio Uros tras asistencia de Gragera, encaró solo ante Domínguez, batiéndole por abajo con suma tranquilidad. El asistente sin embargo marcó un fuera de juego que en la primera repetición ya no lo pareció. La jugada quedaba a expensas de lo que dictase el VAR. La rectificación parecía más que cantada y por fortuna (esta vez sí) así fue. Doblete para Uros y cero dos para un Sporting que estaba siendo letal en sus aproximaciones al área de un Las Palmas noqueado por las circunstancias. Al Sporting le tocaba rematar a un rival herido de muerte y no darle siquiera opción a la esperanza.

Fue Borja quien vio en el minuto 37 la segunda cartulina amarilla para el Real Sporting. Era lo único negativo que se podía poner en el debe del equipo sportinguista en un primer tiempo en el que sin grandes alardes, había demostrado a las claras el porqué de su privilegiada situación.

Se llegaba de este modo al descanso con la victoria cómoda de un Real Sporting, práctico y letal como hacía tiempo que no se recordaba.

Con dos cambios en su equipo, Pepe Mel devolvió a los suyos al césped, incluyendo además un cambio en la disposición táctica, yéndose arriba los canarios como no podía ser de otra manera, en la búsqueda de ese gol que les pudiese meter de nuevo en el partido. Al Sporting le correspondía frenar los ímpetus canarios, aplicando su habitual receta de poner pausa en el juego. Primeros minutos así de alto voltaje por ambos conjuntos.

Un disparo de Clemente en el minuto 53 desde el borde del área, fue la primera noticia que tuvo Mariño de la ofensiva canaria. La resolvió bien el gallego. Sin embargo, en el consiguiente saque de esquina, la fortuna se alió con los locales, cuando Uros peinó hacia atrás, rechazando el balón en Borja y quedando a los pies de Rober, quien se anticipa a Guille Rosas, perforando la meta sportinguista. 

Apenas dos minutos después se consumó lo que parecía imposible sólo unos instantes antes: una pelota filtrada por un de los jugadores ingresados en el campo en el descanso, Kirian, se encontró con un gran control de Rober, a lo que se sumaron las excesivas facilidades otorgadas por la defensa violeta, en este caso en concreto de Borja. No desperdició el regalo y volvió a batir a Mariño Empate a dos y partido completamente nuevo. El que parecía noqueado ahora era el Sporting. Imperdonable.

En el minuto 62 se fueron Pedro Díaz y Aitor García (ambos un poco por debajo de lo que venían ofreciendo), entrando ‘Gaspi’ Campos y Pablo Pérez.

En una jugada que no era para mosquearse, Uros volvió a sacar ese guerrillero que tiene dentro, encarándose con el juez de línea y viendo de este modo la tarjeta amarilla. La cosa empezaba a pintar mal. El equipo había desaparecido de manera incomprensible tras el paso por los vestuarios. ¿Quizás los de David Gallego empezaban a pagar la ausencia de rotaciones? ¿O era simplemente que se habían dormido en los laureles?

Pareció despertar no obstante el Sporting, cuando en el minuto 70, una combinación entre Manu y Gaspar, terminó con el disparo raso de éste, que fue desviado por la defensa canaria, yéndose el balón fuera por muy poco. El Sporting daba la sensación de volver a creer en que podía llevarse el gato al agua, en un partido que nunca debió de complicársele después de habérsele puesto tan franco. Pecados de juventud, probablemente.

Poco después, Uros botó una falta en el 72 que se encontró con la barrera. El máximo goleador del Sporting quería celebrar a toda costa su primer hattrick desde su llegada a Gijón. Por ganas no iba a ser. Un minuto después y para alivio de la afición sportinguista, Pepe Mel retiraba del campo al goleador canario, Rober.

Con el último cuarto de hora por disputarse, ambos conjuntos no se daban por satisfechos con el empate. Los sportiguistas por haber tenido la victoria en su mano; los canarios por haber sido capaces de igualar un marcador tan adverso.

Tuvo que aparecer San Mariño en el minuto 80, para responder con una soberbia parada a un gran lanzamiento de falta, con bote incluido. Monumental susto para toda la afición sportinguista.

David Gallego aprovechó la siguiente interrupción en el juego para introducir su tercer cambio, con Alvaro sustituyendo a Uros. Pero la maldita mala suerte que persigue al Sporting en Gran Canaria, hizo que en el minuto 85 se culminase la remontada, con otra acción de juzgado de guardia, que acabó con Clau, sirviendo desde el suelo para que Espiau, completamente solo, fusilase a Mariño. El gallego mientras sacaba el balón de su portería (por primera vez batida hasta en tres ocasiones), pedía enrabietado a los suyos un último esfuerzo. No había sin embargo gasolina para la épica.

Con cinco minutos de descuento en los que el Sporting lo intentó (la tuvo Pablo Pérez en el 91, con un remate de cabeza a la salida de un saque de esquina), pero que no obtuvo recompensa, el partido finalizó con la que supone la cuarta derrota del Sporting (todas ellas lejos de la vera del Piles). Seguramente la más dolorosa por cómo se produjo.

No queda sino aprender de los errores y afrontar con ánimo de revancha ese próximo partido este mismo jueves, ante el Albacete. Pocas veces tendrá el Sporting un partido tan de cara y pocas veces lo dejará escapar. La noche no pudo haberse tornado más negra para un sportinguismo que al descanso, soñaba con un final pintado de rosa y que de manera inexplicable se encontró con lo que le pintaron a los suyos fue la cara. Así es el fútbol y así es esta Segunda. Lo dicho: toca descargar toda la frustración ante el Albacete. Alguien tiene que pagar los platos rotos en Gran Canaria.

Post Scriptum: ¿se sabe algo de cómo van las ventas de la ‘sanitaria’ tercera equipación? ¿Y sobre algún porcentaje de donación por los ingresos de las mismas? La grandeza de un gesto se mide por cosas tan simples como estas.

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