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La Mareona, de la tensión a cantar los goles del Huesca: Somolinos, uno más en Fuenlabrada

“Sporting, juegas en casa”, gritaron los dos mil seguidores rojiblancos, con el futbolista del filial entre los desplazados al Fernando Torres

1. Por la izquierda, Alberto Otero, Julia López y Jairo García. 2. Por izquierda, Ismael Prieto, Manuel Prieto, Pelayo Castro y Ángel Prieto. 3. Por izquierda, Juan Carlos Zapico, Pablo Zapico, María Arbolea, Paula Álvarez y Cuca González. 4. Por izquierda, Nico Argüelles, Cheno Argüelles, Fernando Somolinos, Jaime Álvarez y Álvaro Vallejo. 5. Integrantes de la peña Sentimiento Rojiblanco, Yo Solu y De Madrid al Cielo.6. Por izquierda, Diamantina Vallina, Nardo Castro y Amador González. 7. Por izquierda, Andrés Suárez, Vanesa González, Daniel Alonso, Gabriel Sol, Avelina Méndez, Alba Fernández, Juan Carlos Fernández y Sheila Martín. 8. Jugadores de Sporting y Fuenlabrada, al inicio del partido. | Á. C. / Área 11

“Gijón, vamos a ganar”. Fue el primer cántico. Casi una premonición. Porque no hubo victoria, pero sí salvación, el más importante de los triunfos visto lo visto. El autocar del Sporting accedió al Fernando Torres entre los gritos de apoyo de una avanzadilla de los cerca de dos mil que se dieron cita en Fuenlabrada. Muchos, llegados en los autocares fletados por el club; otros, en su vehículo particular y varios, vinculados a la colonia rojiblanca en Madrid. El número de peñas representadas, incontable. Todos, convencidos de un triunfo, el de la permanencia, en un partido que fue como hacerlo en El Molinón. “Sporting, juegas en casa”, coreó, en varias fases del partido, un sportinguismo que cantó como suyo el tercero del Huesca ante el Sanse, el que confirmó el objetivo. Fueron lo mejor del partido. Antes, durante y después, otro cántico atronador: “Directiva, dimisión”.

La Mareona, de la tensión a cantar los goles del Huesca

La afición del Sporting tuvo que superar varios obstáculos para hacerse sentir en el Fernando Torres. El primero, el de un calor capaz de secar cualquier garganta. 32 grados marcaba el termómetro al inicio del encuentro. A esto hubo que añadir que la megafonía intentó acallar, o al menos disimular, la mayoría rojiblanca en el campo. Con un volumen capaz de agotar la vida útil de los altavoces del estadio, la afición sportinguista pudo con todo. En el palco se pudo ver a Javier Fernández, Javier Martínez, Ramón de Santiago, Joaquín Alonso y Javi Rico. Hasta el director de la Fundación de Mareo, Germán Robles, se sumó para estar con el equipo en un partido crucial.

La Mareona, de la tensión a cantar los goles del Huesca

La Mareona en Fuenlabrada fue tan amplia y variada que hasta hubo futbolistas apoyando al Sporting en la grada. Fue el caso de Fernando Somolinos, jugador del filial rojiblanco y habitual en dinámica del primer equipo, que viajó junto a varios amigos para ayudar a amarrar el triunfo: “Ganamos, seguro”. Mismo pensamiento, el de un grande de los bolos asturianos, Amador González, de la peña El Piles, y también gran sportinguista. “Venimos en el día. A por los tres puntinos, y pa casa”, señalaba hora y media antes de que el balón echara a rodar. El ambiente, cada vez más rojiblanco. En los aledaños del Fernando Torres, riadas y riadas de aficionados rojiblancos a medida que el inicio del partido se acercaba.

La Mareona, de la tensión a cantar los goles del Huesca

“Con la permanencia asegurada, luego ya la última jornada, ante Las Palmas, que pase lo que tenga que pasar, como si nos meten doce”, deslizaba, con picardía, Vanesa González, de la peña El Sobiñagu. La posibilidad de que un rival directo del Oviedo en el play-off saliera beneficiado de su paso por El Molinón, también estuvo presente en el ambiente. “No vendamos la piel del oso antes de cazarlo”, advertía Ismael Prieto, de la peña El Portón de Avilés, a sus dos hijos, Manuel y Ángel. También desde Avilés llegaron Juan Carlos Zapico, María Arbolea y Pablo Zapico, este último jugador del Praviano. Todos, miembros de la peña Desastre, conocida por el disfraz, de cardenal y obispo, de dos de sus miembros. “No los trajimos, pero porque ya no hacía falta el milagro”, bromeaba Zapico. A su lado, Cuca González seguía con la coña hacia el eterno rival: “Ahora cantamos al Sporting y la última jornada, pío, pío”.

La Mareona, de la tensión a cantar los goles del Huesca

El balón echó a rodar con el Fernando Torres convertido en un pequeño Molinón. La Mareona cantó el himno a capela antes del pitido inicial y, a pesar de que no se pudo agrupar al completo en una zona en concreta –la mayoría se repartió entre los dos laterales del campo–, se coordinó para llevar el peso de los cánticos a lo largo de los noventa minutos. “Hay que dejalo todo despachao, que ye un viaje muy guapo pa ello”, comentaba, entre algún nervio, Alberto Otero a Julia López, aficionados de Riosa y habituales en El Molinón mientras Pedro León y compañía protagonizaban los primeros ataques del conjunto azulón. Fue una constante aliviada por cada gol de los rivales de Sanse y Amorebieta. “El problema de este año fue el entrenador, con el Pitu de inicio hubiera sido diferente”, reflexionaba, Julia López. El domingo, primer día sin nervios en El Molinón.

La Mareona, de la tensión a cantar los goles del Huesca

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