Un Sporting experimental venció (0-1) en Miramar a un Marino de Luanco ordenado y trabajador. El amistoso se desniveló con el gol de un local que jugó de visitante: Nacho Méndez. El luanquín, que ayer jugó tanto como extremo derecho de inicio como de mediapunta, marcó el único tanto del partido al aprovechar una enorme jugada colectiva de los gijoneses. El encuentro sirvió también de reencuentro entre Alberto Lora, histórico capitán del Sporting, y sus ex compañeros. La anécdota del partido estuvo en los minutos finales: Jure, portero suplente, entró como jugador por la lesión de Diego Díaz, cuando el Marino ya no tenía opción de realizar más cambios. Díaz, que se lesionó en la mejor ocasión de los locales, apenas jugó veinte minutos.

Abelardo apostó por un equipo repleto de pruebas y canteranos, con Somolinos, Diego Sánchez y Queipo. Todo el peligro de los gijoneses, que se hicieron enseguida con el control del balón, llegó a través de los costados, afilados por Juan Otero y Queipo. Ahí, en las bandas, hacían más daño los visitantes, mientras que los locales estaban muy bien ordenados y trataban de buscar la referencia de Fagir, muy lejos del área y sin opciones.

Los rojiblancos tuvieron pocas situaciones claras, aunque el colegiado, Fernández Buergo, anuló a instancias de su asistente un gol de Cristo, después de un centro de Pol Valentín. El línea consideró que el balón del lateral diestro, muy inspirado en ataque, rebasó la línea de fondo. El gol válido llegó tras el descanso: Valentín y Queipo conectaron y vieron a Cristo, y este de primeras conectó con Méndez. El de Luanco apareció por el área y marcó de primeras con un disparo ajustado. Aunque los rojiblancos pegaron un pequeño bajón, dominaron el juego y el balón hasta el final del encuentro.