La imagen de la pasada jornada en el fútbol español fue la de ver a Ledesma, portero del Cádiz, llevar a la carrera un desfibrilador a uno de los fondos del Nuevo Mirandilla. Un gesto que ayudó a salvar la vida a un aficionado que se había desvanecido. El Molinón cuenta con ocho desfibriladores para este tipo de urgencias. Dos están situados en las grada este, otros dos en la grada oeste, uno en el fondo sur y otro, en el fondo norte. A estos últimos hay que sumar otros dos dispositivos portátiles, como el visto durante el encuentro entre el Cádiz y el Barcelona.
La disposición y número de desfibriladores con los que cuenta en El Molinón forman parte de un protocolo sanitario y otro de seguridad aplicable en los días de eventos. Ambos son enviados a LaLiga para su validación, como es el caso del Sporting.
Los situados en las gradas de El Molinón son los denominados DEA. Un nombre que corresponde a las siglas de sus características, ya que s re refieren a los aparatos de desfibrilación externa automática. El dispositivo es capaz de aplicar una descarga eléctrica controlada sobre el tórax de una persona que ha sufrido una parada cardíaca.
Los campos de fútbol asturiano han ido concienciándose de su uso. La Federación Asturiana de Fútbol lleva años trabajando en la instalación y correcto mantenimiento de este tipo de dispositivos. En 2018 ya anunció el acuerdo con una empresa encargada de revisar y verificar el uso de casi un centenar de unidades distribuidas entre los diferentes campos del fútbol modesto de la región. La experiencia ha demostrado que disponer cerca de un desfibrilador ha sido clave para salvar vidas.
