Cornellana (Salas),

Sara ARIAS

Emilio García Fernández, de 83 años, falleció ayer aplastado por un pino cuando circulaba en un vehículo por la carretera nacional que une Cornellana con Salas. El árbol se desprendió de la ladera y golpeó sobre el techo del coche. Emilio García viajaba con su mujer, Carmen Garrido, que resultó herida. La mujer sufre un traumatismo cardiotorácico y fue trasladada al Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA). Su pronóstico es reservado. El cuerpo de García fue trasladado también al Hospital, donde le practicarán la autopsia que determine la causa de la muerte. Después, sus restos mortales serán trasladados al tanatorio de Salas.

Todo ocurrió hacia las cinco de la tarde, cuando el 112 recibió el aviso del accidente. Se movilizaron dos dotaciones de Bomberos de Asturias de los parques cercanos de Pravia y Grado. Cuando llegaron los servicios de emergencias, el hombre ya estaba muerto; su esposa se encontraba fuera del coche. Debido al impacto del árbol, el techo del coche, un Nissan Primera, quedó totalmente hundido. Y la parte derecha tenía muchos daños. Los bomberos retiraron el árbol de la carretera y por precaución también talaron otro pino que se encontraba en la zona.

El matrimonio vivía por semana en su piso de Oviedo y se dirigía a Mallecina, en Salas, donde solía pasar los fines de semana. En el pueblo habían vivido hasta que se jubilaron, ya que la mujer es oriunda de la localidad salense. Emilio García era natural del pueblo de Villarmor, también en el concejo de Salas. El matrimonio tiene una hija, que vive en León, y dos nietos varones.

Cuando se casaron, García fue a vivir a Mallecina y allí regentó una serrería junto a su cuñado, aunque después lo dejó y se hizo camionero. Su mujer fue molinera en la serrería. El octogenario llevaba muchos años jubilado, por lo que los fines de semana en el pueblo salense se dedicaba a su huerto.

También era una persona muy activa, según dicen los vecinos, alguien que no podía estar quieto nunca y por eso en los últimos años pasaba mucho tiempo en un pequeño taller realizando y arreglando piezas para las herramientas del campo.

García era una persona «muy buena», aseguran los conocidos. El matrimonio era muy querido en la zona. El anciano participaba siempre en todas las actividades y fiestas que organiza la Asociación de Vecinos «Los Picos» de La Arquera, de la que era socio. También era un parroquiano habitual de la tertulia del único bar que queda en Mallecina, Casa Bayón.

Los restos mortales de García serán trasladados tras la autopsia al tanatorio de Salas y hoy se conocerán el lugar y la hora de su funeral.