"Sólo los protegí de su padre. Les pegaba y los llevaba sucios", aseguró ayer la mujer acusada de llevarse a sus hijos de Gijón pese a un fallo judicial que la obligaba a entregarlos a su progenitor, y de tenerlos ocultos en Ribadeo casi dos años, entre septiembre de 2009 y mayo de 2011. En la vista del juicio, en el Juzgado de lo penal de Lugo, la mujer indicó que no pensaba que estuviese cometiendo "un delito". También se sentaron en el banquillo su abogada, tres tíos de los niños y sus abuelos, al haber colaborado para ocultarlos. El fiscal pide para ellos penas que suman 38 años de cárcel, cinco para la madre, tres para la abogada y seis para cada uno de los tíos y sus abuelos. La acusación particular solicita nueve años para cada uno.

La madre de los niños (que ahora tienen 16 y 21 años) se acogió a su derecho a no responder a la acusación particular y al fiscal. Según dijo, los niños "tenían miedo de su padre" y ella tenía "miedo que les hiciese algo". Aseguró que incluso hizo fotos de los sucios que iban y la dio en "servicios sociales", pero nadie hizo nada. También presentó una denuncia por abusos sexuales, "archivada por falta de pruebas". El abogado del padre, Gabriel Sánchez, recordó la angustia de éste durante "casi dos años".

En 2007, un Juzgado de Gijón otorgó la custodia a la madre. En septiembre de 2009, el padre requirió ver a los niños. La madre y su abogada fueron citadas en el Juzgado, pero no se presentaron. El juez acordó entonces que los niños fuesen con el padre, una decisión confirmada en 2010 por la sentencia de divorcio y corroborada por la Audiencia. La madre entonces se fugó con los críos. La familia de la mujer les llevaba alimentos a Ribadeo.