El cadáver de Onésimo González presenta un cuadro de ahogamiento y no tiene lesiones de defensa, según revela la autopsia. La Guardia Civil da por cerrada la investigación al concluir que se trató de una muerte accidental, sin intervención de terceros, una duda que planeaba por las circunstancias en que se conoció la desaparición de este vecino de Llano (Cangas del Narcea). González, de 43 años, desapareció hace quince días, en Semana Santa, y su cuerpo fue encontrado la noche de anteayer miércoles en el río Narcea, cerca del Puente del Infierno.

En el Juzgado número 1 de Cangas había abierto diligencias tras conocerse la desaparición, el viernes de la semana pasada. Se investigaba al hermano del fallecido por un omisión del deber de socorro. Y es que la voz de alarma no se dio hasta más de una semana después de la desaparición, y tuvieron que ser los propios vecinos quienes avisasen. El hermano de la víctima, con el que vivía en la casa familiar de Llano, en ningún momento avisó de su ausencia y afirmó que lo vio por última vez en el río, pescando.

El cuerpo se halló en la zona del Puente del Infierno, bajo el puente nuevo de la carretera AS-15, el Corredor del Narcea. Allí se asomó Adolfo Fernández y divisó "algo extraño" cerca de la orilla. Pese a la maleza, no dudó en aproximarse para comprobar si se trataba de un cuerpo. Fernández conocía al fallecido de subirlo a menudo en su camión de Cangas a Llano y desde el lunes, al terminar de trabajar, inspeccionaba tramos del Narcea. "Soy pescador y conozco bien el río", explicó Fernández. Confesó que sintió "satisfacción" por encontrarlo, "sobre todo por la familia".