"Todo ha sido por culpa de un loco, las leyes no las entendemos la gente de la calle", se lamentaba ayer, al llegar de Bélgica, Casimiro Villanueva, primo de Lucile García, Cathy, la agente de origen castrillonense asesinada junto a una compañera y otro ciudadano en la ciudad de Lieja el martes de la semana pasada.

Ha sido más de una semana de luto y duelo y "la familia está destrozada", aseguró Villanueva. De hecho, el hijo de la asesinada, Boris, tuvo que ser sedado para poder afrontar con entereza una ceremonia que fue "muy emotiva". Villanueva, también castrillonense, asistió a los funerales de Estado celebrados en el crematorio de Lieja-Robermont en la tarde de anteayer, martes.

Enamorada de Salinas

Tras la ceremonia, la mujer, que nunca dejó de pasar los veranos en Asturias, y a la que le gustaba correr por la playa de Salinas junto a su marido, Patrick Hagelstein, fue incinerada, al mismo tiempo que su compañera Soraya Belkacemi. Nacida en 1964 en Bélgica, hija de castrillonenses que emigraron en los años cincuenta, Lucile García se sentía muy unida a Asturias, una tierra a la que nunca renunció y a la que en ocasiones acudía dos veces al año. De hecho, la familia tiene un piso en Piedras Blancas, aunque Lucile prefería quedarse de hotel cuando visitaba la región.

"En el funeral estaban el primer ministro de Bélgica y el representante del rey, también el príncipe heredero, que vino a título personal, vestido de calle, y no hizo declaraciones a los medios. También acudió toda la policía, los bomberos, veteranos de guerra..., fue impresionante", admitió Villanueva.

Sin embargo, lo que más le llegó al corazón fue ver a sus tíos, Lalo e Isabel, de 88 y 86 años, transidos de dolor. No es la primera hija que pierden, ya que hace unos años falleció Isabel, que había nacido en Asturias, por una larga enfermedad. Y también se vieron golpeados por la muerte de un nieto, Axel, hijo de Lucile, en un desgraciado accidente de tráfico, con 21 años. "Los vi muy mal, destrozados", reconoció Casimiro.

El lunes, familiares y amigos celebraron las exequias por Cyril Vangriecken, la víctima más joven del ataque, reivindicado por Daesh. El joven, de 22 años, estaba a punto de obtener el graduarse en Magisterio.

Comprometida

Lucile García era una mujer comprometida, responsable en Lieja de la Asociación de Padres de Hijos Víctimas de la Carretera (Parents d'Enfants Victimes de la Route, ASBL), que reúne a unas 600 familias que perdieron a sus vástagos en accidentes de tráfico. Lucile sufrió el fallecimiento de su hijo de 21 años hace una década, y decidió sublimar el dolor entregándose a la causa de la seguridad y el apoyo a los padres golpeados por la tragedia. Era la persona de contacto para los padres en la región de Lieja. Había comenzado a recoger los testimonios de padres. "Era una persona que tenía un gran deseo de ayudar a los demás", aseguró en días pasados una responsable de la asociación. El asesinato de las dos policías y el estudiante de Magisterio ha golpeado a la sociedad belga. El asesino, Benjamín Herman, se radicalizó en la prisión y segó las vidas de tres personas con una voluntad de servicio inquebrantable.