Abel G. R., el joven de 25 años que falleció en la noche del sábado en una colisión frontal en la carretera que une Grullos con Peñaullán (AS-236), entre Sandiche y Candamín, fue incinerado en la mañana de ayer en el tanatorio de Los Arenales de Oviedo, en la más estricta intimidad. Su familia, muy conocida, ya que regenta un bar en Grado, ha quedado destrozada. La madre cerró el establecimiento y dejó puesto un cartel que habla por sí mismo: "Ha muerto mi hijo Abel con tan solo 25 años; siendo el dolor más inmenso para una madre. Estamos viviendo un momento duro y no habrá ni esquela, tanatorio, ni actos religiosos. Espero que lo entendáis". Una familiar resaltó ayer que Abel era "una persona muy cariñosa".

El joven había dejado atrás una etapa complicada y estaba ilusionado con el futuro. Pero un terrible accidente truncó esas esperanzas. El día del accidente tenía pensado acercarse a San Juan de la Arena (Soto del Barco) y luego a Cornellana (Salas). Los dos coches, al encontrarse de frente, trataron de realizar una maniobra evasiva, pero no hubo tiempo. Abel G. R. falleció prácticamente en el acto, mientras la menor que le acompañaba resultó herida, igual que el conductor del otro vehículo, un hombre de 43 años.

Este joven es el séptimo fallecido que se registra en las carreteras asturianas en los últimos ocho días, una racha realmente negra. El exceso de velocidad ha estado detrás de alguno de estos graves accidentes, que elevan el número de víctimas a 14 en lo que va de año.