Una visita rutinaria a un vecino acabó en tragedia. Evangelista Canto Díaz, de 87 años, de Arniella, una pequeña aldea del municipio de Siero, falleció ayer a consecuencia de las heridas que le causaron varios perros de un vecino al que le unía una buena amistad. Se trata de la peor tragedia que se recuerda en el pueblo. La noticia ha dejado completamente consternados a los residentes de esta pequeña localidad, cuyos vecinos -tan sólo cinco casas- mantienen una buena relación.

El suceso se produjo hacia el mediodía. Que se sepa, no hubo testigos. El hombre fue trasladado al servicio de Urgencias del Hospital Universitario Central de Asturias (HUCA), tras llamar el propietario de los perros al 112, al percatarse de que su vecino estaba tirado en el suelo y presentaba graves heridas en los brazos. Evangelista abrió la portilla de la casa de su vecino, donde éste tiene seis perros -cuatro sueltos y dos atados- y la tragedia se desencadenó en un instante. Fueron los ladridos de los perros los que alertaron al propietario de que algo estaba ocurriendo fuera, y lamentablemente se encontró con el peor de los escenarios.

Los médicos constataron que el destrozo causado por los animales era de tal magnitud -particularmente en los brazos- que ni siquiera permitieron que sus hijos pudieran verlo. "Es una de las escenas más dantescas que he visto en mi vida", declaró un facultativo con años de experiencia. Los especialistas dieron por imposible instaurar cualquier tratamiento. El herido falleció pocas horas después, sobre las nueve de la noche. "No queremos buscar culpables, fue una fatalidad", declararon a LA NUEVA ESPAÑA Evangelista y Alfonso Canto Fernández, dos de los cinco hijos del difunto.

Natural de Piloña, Evangelista Canto Díaz, residía en Arniella desde hace más de tres décadas. Vivía con uno de sus hijos que lleva su mismo nombre. Sobre las once de la mañana, su hijo se ausentó de casa para hacer una gestión en el centro de salud. Poco después, el hombre se dirigió a visitar a su vecino, que vive a unas decenas de metros en una casa con huerta, un tanto retirada del resto de los domicilios de la aldea. Este recorrido lo hacía con frecuencia, ya que, aunque mayor, solía salir a "dar unos paseinos todos los días", relata uno de sus vecinos. Pero en esta ocasión se desencadenó el desastre.

Al lugar del incidente acudieron la Guardia Civil y una uvi móvil. El personal sanitario estuvo atendiendo al herido durante un largo espacio de tiempo. Tras comprobar que las lesiones eran muy graves, lo intubaron y lo trasladaron al servicio de Urgencias del HUCA, pero nada se puedo hacer por salvar su vida.

Los vecinos de Arniella están conmocionados. No recuerdan una tragedia tal en el pueblo, y destacan que tanto el propietario de los perros como el fallecido son "dos grandes vecinos".

"No me lo puedo creer, hoy mismo lo vi por la mañana sentando en la marquesina, como tantas otras veces. Hace un rato vino la Guardia Civil a nuestra casa diciéndonos que un vecino había sido atacado por un perro, pero nosotros no nos enteramos de nada. ¡Qué desgracia!", lamenta José Ángel García, vecino del fallecido y del propietario de los canes. "La verdad es que los perros nunca salen de la finca, pero yo creo que había que matarlos", añade este ganadero de Arniella, que no para de negar con la cabeza, atónito por lo ocurrido.

El suceso tuvo lugar en la finca "La Pomarada" número 7, donde el propietario de los perros vive solo. Antes vivía con su pareja, pero desde hace años únicamente los perros le acompañan. "Probetón, vaya por Dios", se lamenta Juan Carlos García, con los ojos llorosos tras conocer la gravedad de los hechos. "Qué pena me da, quedó viudo hace unos años y ahora esta desgracia. Pobres chavales", añadió, en referencia al dolorosísimo trago que están pasando sus hijos.

Otra vecina de Arniella, Rosa García, quien tampoco se percató de lo sucedido, aunque sí que su marido había visto cierto revuelo en el pueblo, asegura que "Evangelista era un señor mayor y estaba débil". "Era muy buena gente, todos los días lo veía cuando salía a comprar el pan. Solía sentarse en la marquesina y charlábamos un rato, del tiempo, de la vida y cómo han cambiado las cosas. Estoy muy afectada, qué drama", añade Rosa García.

Según la Guardia Civil, los perros pueden estar sueltos, ya que es legal que los canes estén sin atar dentro de la finca de un particular. Se desconoce cuántos perros atacaron al anciano, pero cuando los efectivos de la Guardia Civil se personaron en la finca, dos de ellos estaban atados y cuatro sueltos. Ayer, a las dos de la tarde, todos los perros merodeaban en libertad por la finca. Seis canes que ladraban sin parar y mostraban sus dientes, y un pueblo roto por el dolor.