Actuaban de noche, en geriátricos, mientras los ancianos y el personal dormía; forzaban puertas y ventanas con palancas o rompiendo la cerradura, e iban directamente a las oficinas en busca de la caja fuerte, que desvalijaban, sobre todo, del oro y del dinero en metálico allí depositado por los usuarios. Pero ya no podrán hacerlo más.

La Guardia Civil ha desmantelado un grupo criminal al que se relaciona con más de 35 asaltos a una treintena de residencias de la tercera edad en municipios de Galicia, Castilla y León y Asturias. En el Principado, el geriátrico de Villamil, en Tapia, fue uno de los que sufrieron el asalto de la banda rumana, integrada por cinco personas asentadas en La Coruña. La "operación Gervo-Avós" culminó el pasado sábado: se detuvo a los cinco miembros, se incautaron tres vehículos y se logró recuperar 5.200 euros en metálico, equipos electrónicos y joyas, además de herramientas de ferretería usadas en los asaltos.

Tres de los arrestados, con múltiples antecedentes policiales y varias requisitorias en vigor, están ya en prisión por orden judicial. La investigación los considera autores materiales de los hechos. Los otros dos miembros de esta considerada peligrosa banda están en libertad con cargos.

La operación fue tutelada por el Juzgado de primera instancia e instrucción número 2 de Lalín y la Fiscalía de Pontevedra y desarrollada por las unidades orgánicas de la Policía judicial de las Comandancias de la Guardia Civil de Pontevedra y La Coruña.

La banda llegaba a recorrer hasta 425 kilómetros en un solo día para cada asalto, ya que elegía con bastante antelación el centro en el que iba a dar el golpe. Todo se preparaba con mucho cuidado para evitar ser detenidos. Buscaban residencias que estuvieran suficientemente alejadas de su centro de operaciones y, preferiblemente, que también estuvieran apartadas de núcleos de población importantes, como es el caso de la tapiega de Villamil. Los investigadores establecieron primero un perfil de los asaltantes para conseguir definir el "modus operandi". Llegaron a cometer cinco asaltos en una misma semana, y si en algún caso no podían, buscaban sobre la marcha un bar donde robar la recaudación. En su país de origen tenían intermediarios a los que enviaban el botín.