La Guardia Civil busca a los tres encapuchados que el miércoles por la tarde la emprendieron a tiros con los dueños de una casa de Niévares (Villaviciosa), que ayer por la mañana estuvieron declarando en el cuartel maliayés. Los guardias ahora investigan este intento de robo con intimidación en el barrio de La Piñera. Los delincuentes, cubiertos con pasamontañas, efectuaron varios tiros, pero por fortuna, no hubo que lamentar heridos. "No llegaron a robar, no entraron", contó, la mujer, aún con el susto en el cuerpo, sin olvidar el impacto de las balas contra la vivienda, en la que se refugió para llamar a la policía y pedir auxilio.

El ataque se produjo poco antes de las cinco de la tarde del miércoles. El hombre regresaba de Villaviciosa, pues era día de mercado, y poco antes de llegar a casa se encontró con estos tres individuos, que le dieron el alto para pedirle dinero. Le amenazaron con una pistola, que llegaron a utilizar. Su mujer se encontraba en el exterior, jugando con los perros -ayer correteaban por la finca hasta seis mastines, aunque los vecinos los cifran en ocho-, cuando su pareja la alertó para que entrara en casa. Una vez en el interior llamó a emergencias y cree que fue lo que hizo huir a los cacos. En ese tiempo, los encapuchados llegaron a pegar hasta cuatro tiros y las balas impactaron en la vivienda.

Finalmente marcharon, sin llegar a robar, en una furgoneta de la familia que estaba allí mismo. Con ella recorrieron los alrededor de 800 metros que separan la casa de la fuente La Torre, en la carretera de El Pedrosu, donde abandonaron el vehículo, a escasos metros de donde habían dejado su coche, un Golf negro, según vieron algunos testigos, que ya los vieron merodear por el pueblo desde por la mañana. No les causaron buena impresión. Parece ser que uno de los delincuentes se dejó olvidado en la furgoneta el pasamontañas.

Este tiroteo ha causado gran sorpresa e inquietud en este pueblo maliayés de poco más de 30 habitantes. "Estamos súper preocupados", reconoce Belén Vega García, vecina de Niévares. "Decíamos que estábamos muy tranquilos, que era un pueblo muy seguro y en una semana hemos sufrido dos robos", lamenta. Sospechan que los ladrones aprovechan las ausencias de algunos de los residentes los miércoles para ir al mercado de Villaviciosa, para hacer de las suyas.

El pasado entraron en otra vivienda, quitando el cristal de la ventana, que en ese momento estaba vacía, y lo hicieron para robar algunas joyas, así como algo de dinero en efectivo. Belén Vega explica que había llegado a su casa sobre las 13:30 horas y estaba encendiendo la cocina de carbón cuando escuchó "pasar un coche a mucha velocidad". Cuando se asomó sólo logró ver el techo y comprobar que era de color blanco. "Cuando los dueños subían vieron precisamente un coche blanco en la carretera en el que el conductor estaba hablando por teléfono, pero cómo iban a sospechar algo", explica la mujer.

Pero lo de este miércoles ha sido peor aún porque los atracadores llegaron a utilizar el arma, aunque fuera para intimidar. La circunstancia que más extraña es que osaran a acceder a la finca con el importante número de mastines que la vigilan y siempre están alerta ante la presencia de extraños. "¿Quién se atreve a entrar? Pero venían armados y les pegaban un tiro antes de que les atacaran", razona la mujer. Pero se asustaron con los tiros.

Belén Vega y su marido, Miguel Solares, tienen una propiedad cerca de la vivienda asaltada. El hombre llegó sobre las cinco de la tarde y se encontró ya revuelo, pues estaba la Policía Local. "Lo primero que pensé fue que habían salido los perros", indica. Lo que menos imaginaba era que se había producido un tiroteo en la casa de sus vecinos, que llevan unos tres años en el pueblo. No son naturales de Niévares. "No había nadie en el barrio", cuando ocurrió el asalto, señala Solares, aunque es una zona de paso del Camino de Santiago. Son muchos los peregrinos que cada día pasan por delante de esta casa. El hombre está "preocupado". Así que Belén Vega pide "más vigilancia". Aunque insisten en que "es un pueblo muy tranquilo". Esta inquietud llega también a la parroquia próxima de Rozaes, donde meses atrás sufrieron sucesivos robos.