"No sé cómo no ardió todo", dice el castropolense Ramón Núñez, que ayer vivió el susto de su vida al ver cómo se incendiaba la vieja casa de dos plantas adosada a su vivienda habitual, en la pequeña localidad castropolense de Culmieiros de Abajo. "Me imagino que tuvo que ser un cortocircuito, porque allí está la caja de automáticos", señala Núñez. El fuego fue controlado en torno a las doce del mediodía por Bomberos del SEPA con base en Barres y Valdés.

Cuenta Núñez que el fuego comenzó pasadas las diez de la mañana, cuando se encontraba en su casa junto a su padre, de 94 años, y el cuidador de éste. Este último, con una manguera desde la ventana de la casa, mantuvo a raya las llamas hasta la llegada de los Bomberos. Mientras tanto, Núñez se ocupó de liberar a los animales de una nave anexa al inmueble en llamas. "Tenemos unos sesenta o setenta animales y los solté a todos. No sabes qué hacer en estos casos", explica.

Por suerte, no hubo que lamentar daños personales y tampoco resultó afectado ningún animal. Explica que la pérdida más importante fueron algunas herramientas, como una desbrozadora y una motosierra, que cobijaba en una nave anexa. Como había una bombona, no se atrevió a entrar a rescatarlas por miedo una explosión.