Un total de 108 años de prisión son los que la que la Audiencia Provincial ha impuesto a los líderes del "clan Sandulache" los hermanos Christian Ali y Sebastian Sandulache, acusados de tres delitos de trata de seres humanos en concurso con tres delitos de prostitución coactiva, siete de prostitución coactiva, otro contra los derechos de los trabajadores, blanqueo de capitales y al primero, además, por un delito de lesiones. Y eso pese a haberles absuelto de varios delitos de trata de seres humanos al no poder aplicar la legislación vigente con carácter retroactivo, y de otros por no estar suficientemente probados. A Christian Ali se le condena a 55 años de cárcel y a Sebastian, otros 53.

Para Ionut Banciu la condena ha sido de 20 años de cárcel por complicidad en un delito de trata de seres humanos y ocho de prostitución, y para Marian Meauca, otros 18 años por su participación como cómplice de diez delitos de prostitución. Las defensas recurrirán ante el Tribunal Superior de Justicia de Asturias.

La Sección Segunda de la Audiencia Provincial de Oviedo entiende en su fallo que "se cumplen todas las exigencias de los delitos" que les atribuye, "pues consta que las testigos fueron captadas, trasladadas a España y alojadas en pisos arrendados por los acusados (Christian y Sebastian Sandulache) usando para ello el engaño, prometiéndoles un trabajo para hacer frente a sus necesidades económicas sin mencionar nunca la posible explotación sexual, que era la finalidad que perseguían, con un claro abuso de situación de superioridad, teniendo ambos hermanos los contactos para el transporte y disponiendo del dinero -que ellas ganaban ejerciendo la prostitución-, todo ello con la finalidad de obtener de dichas personas un rendimiento económico mediante la explotación sexual, que era, desde el primer momento, el objetivo final de toda la labor desplegada de captación, traslado y alojamiento".

El tribunal declara como probado que los hermanos Sandulache lideraban la organización, y que al menos desde el año 2010 captaban mujeres en Rumanía, su país natal, y que impartían las órdenes a Ionut Banciu y Marian Meauca. La sentencia indica que, para ello, unas veces fingían iniciar una relación sentimental con las mujeres y las engañaban para traerlas a España y, otras, se aprovechaban de la precariedad económica de ellas para ofrecerles una vida mejor. Pero una vez que llegaban a España las trasladaban a los pisos alquilados por ellos y las obligaban "con violencia física y psíquica" a ejercer la prostitución en los clubes de alterne, durante los años 2011, 2012 y 2013, en los clubs de alterne y prostitución Delphos y Model's. Estas prácticas se prolongaron desde al menos 2010 hasta 2013. Las mujeres empezaban a trabajar todos los días de la semana a las cinco de la tarde, y tenían que permanecer en los locales hasta las cuatro o las cinco de la mañana, cuando se fuera el último cliente.

Un "relato sobrecogedor"

Cada una de ellas tenía que entregar todos los días al menos 200 euros y, si por algún motivo no iban a trabajar, también tenían que pagárselos. Según los acusados, para cubrir sus gastos del viaje a España -nunca les decían el coste-. Les retiraban la documentación, los móviles y las amenazaban a ellas y a sus familias en Rumanía.

El tribunal se refiere a las declaraciones de las víctimas como un "relato sobrecogedor", tras escuchar que los Sandulache las reunían al volver de trabajar y, si no habían conseguido la cantidad que "según su capricho" consideraban suficiente, "las maltrataban, golpeaban con las manos y pies e incluso las obligaban a comerse billetes de dinero". A una de ellas le dieron una botella de refresco de dos litros para que los tragara. Los Sandulache habrían obtenido unos beneficios mínimos de 1.245.200 euros, y la mayor parte los habían enviado a su familia en Rumanía.