Uno de los peores criminales de la historia de Colombia, Jhon Jairo Velásquez Vásquez, alias "Popeye", jefe de sicarios del que fuera capo del narcotráfico Pablo Escobar, murió este jueves a los 57 años después de cumplir más de dos décadas de cárcel por algunos de los más de 3.000 asesinatos en los que confesó haber participado.

El pistolero, nacido en 1962 en Yarumal, en el departamento de Antioquia (noroeste de Colombia) y que nunca se arrepintió de sus crímenes, falleció en un hospital de Bogotá en el que estaba ingresado desde el pasado 31 de diciembre por un cáncer de estómago.

El nombre de "Popeye" está vinculado con los numerosos asesinatos de jueces, periodistas, magistrados, políticos, policías y ciudadanos comunes que estremecieron a Colombia en los años 80 y 90, la época del terror de Escobar.

Por esos crímenes cumplió solo 23 años de cárcel, pese a que se jactaba de haber asesinado con sus propias manos a unas 300 personas y, como jefe de matones del cartel de Medellín, haber ayudado a planificar otros 3.000 homicidios.

En entrevistas concedidas en la cárcel se regodeaba al contar detalles escabrosos de sus crímenes, de los que no se salvaron ni amigos ni una de sus novias. Siempre manifestó lealtad y admiración por Escobar, a quien consideraba "un líder", y su vocación criminal la grabó en su piel al tatuarse en los antebrazos el título de "El general de la mafia" que exhibía orgulloso.

"Popeye" recuperó la libertad en agosto de 2014 y regresó a Medellín, para ser detenido de nuevo en 2018.