Que Adrián Barbón se ve más fuerte que los más kamikazes que bajan las peligrosas aguas del Nalón en la fiesta de su pueblo se nota en su inamovible discurso desde los albores de la pandemia: medidas drásticas para prevenir antes que curar. Y también se aprecia en internet, donde ya hay alguna cuenta de humor que llega a compararlo con James Bond. ¿Empezará a haber montajes del presi bajando precisamente el Nalón a lomos de un oso pardo cantábrico? Cuidado a quien los haga, que lo mismo Vladimir Putin le denuncia por "copyright".
Pero a más popularidad, más enemigos. Y a Barbón le amenazan por todos laos. Y, concretamente, ahora por un lao. Y, más exactamente, por la "Laocracia". Cuando este humilde plumilla se enteró de que un tal Partido Laócrata ha recurrido en los Juzgados la normativa del Principado que obliga al uso de mascarilla en la región pensó que era un movimiento nacido en Laos.
Pero no, fue fundado -cómo no- por un rebotado de otro partido -precisamente del PSOE- que ahora dirige un cotarro que quiere instaurar algo llamado la Laocracia -"el poder está en todos y no en algunos ni en otros"- y que ha ganado repercusión a base de querellas contra los gobiernos. Tienen una Junta de Gobierno Laocrática, una Corte Laocrática y hasta una Cámara Nacional de Representantes Laocráticos. Se desconoce si tienen romeros suficientes para llenar tanto chiringo. Pero lo que sí se sabe es que son voraces a la hora de demandar a los que mandan, de uno u otro "lao". Quizás de ahí les venga el nombre... Son antimascarillas, antivacunas... Pues eso dicen, que el poder para el pueblo. Y el virus, también. Más le vale a Barbón tener cuidado con su nuevo enemigo.
