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Catedrático de Lengua y Literatura

Roma, del paganismo al cristianismo

Acerca de un ensayo histórico de Fernando Álvarez Balbuena

Tal es el título de un breve pero sustancial ensayo, de obligada lectura, que ha escrito recientemente con objetividad histórica y amenidad estilística, virtudes muy raras hoy, don FernandoBalbuena. Su autor no necesita presentación alguna: basta con decir que es un varón probo y muy bien dotado para las Ciencias Políticas, en las que es doctor, Licenciado en Derecho y de profesión Óptico de reconocido prestigio. En este ensayo analiza con objetividad y solvencia la evolución del pensamiento político y religioso de Roma desde sus orígenes hasta la caída del Imperio Romano y su influencia sobre la construcción de Europa. Esta Europa que hunde sus raíces en la Filosofía Griega, el Derecho Romano y el Evangelio cristiano y que hoy trata de desenterrar para imponer el pensamiento único de la relativismo moral y ateísmo político.

El cristiano viejo, como se autocalifica don Fernando, asiste perplejo ante la evolución de los acontecimientos por ignorancia de la historia de Europa. Quiere demostrar en su ensayo qué circunstancias se dieron para que una religión aparentemente tan distinta de la romana como el cristianismo pudo llegar a imponerse sobre el paganismo y los pasos que se dieron para que el cristianismo pasara de las catacumbas a ser la religión oficial del Imperio gracias al decreto del emperador Teodosio. Para el autor, la Historia de Occidente se fraguó sobre la relación del Imperio Romano con la Iglesia. San Agustín en su obra cumbre, "La ciudad de Dios", analizó esta relación de amor y odio con especial brillantez nunca superada. El autor analiza con especial objetividad la importancia de la Iglesia católica en la Construcción la civilización occidental, sin negar por eso, como lo han hecho los últimos Papas, especialmente San Juan Pablo II en su magnífico documento Tertio milenio adveniente, los errores y pecados de sus hijos, y pedir perdón por ellos.

Con entusiasmo no oculto don Fernando alaba la labor de redención espiritual y material realizada por la Iglesia en los tiempos actuales y el enorme prestigio del papado como la institución espiritual con más prestigio moral. El Cristianismo en general y la Iglesia católica en particular aportan hoy el número mayor de personas martirizadas por su fe religiosa. Para el autor las virtudes antiguas del pueblo romano siguen estando presentes gracias de las confesiones cristianas.

Gran conocedor de Chautebriand y su magna obra "El genio del cristianismo", afirma sin tapujos y con valentía: la laicidad mal entendida en Europa, así como la no confesionalidad, la neutralidad religiosa y el destierro del crucifijo en las escuelas, hospitales bajo el pretexto de que se pueden herir los sentimientos de quien practica otras religiones no tienen ningún fundamento. Esta falsedad-continúa- debe ser combatida al margen de cualquier ideología política, porque solamente la Cruz de Cristo podrá y deberá ser símbolo de nuestra civilización occidental, porque ella nos ha proporcionado nuestro más antiguo y preciado signo de identidad"

Concluye su excelente ensayo, que debería ser de lectura obligatoria en escuelas y universidades con estas palabras: "De Roma venimos, de Roma somos descendientes, porque Roma nos hizo, nos llegó su lengua y su cultura, su civilización y sus inmensos tesoros de derecho civil. Y la cruz romana, primero símbolo de suplicio y de muerte, gracias a la Fe Cristiana abanderada y expandida por la Iglesia católica romana, acabó por convertirse en símbolo de amor, de esperanza y de civilidad.

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