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Aconsejan ahorrar

Sobre las recomendaciones de los ministros y los presidentes del Gobierno

Hace unos días, poco antes de carnaval, Rajoy se disfrazó con un disfraz de los chinos y pidió que miremos por el dinero, que no lo gastemos todo. Dijo que debemos ahorrar para complementar la pensión y la educación de nuestros hijos.

El consejo no es malo. Es de los que provocan media sonrisa y hacen que muevas la cabeza para espabilar las neuronas. Pero, claro, una persona que gane 800 euros puede tomarlo a mal. No lo tomará, imagino, Javier Tebas, a quien acaban de subir el sueldo casi el doble y pasará a cobrar 1,2 millones de euros al año, más 250.000 por variables. Una subida que, teniendo en cuenta lo que cobraba en 2013, supone multiplicar por cuatro sus honorarios.

Eso sí es subir el sueldo y no lo que hizo el Gobierno el pasado 19 de diciembre cuando, con gran esfuerzo, subió el salario mínimo a 735,90 euros. Una cantidad que habría que preguntarle a Rajoy cómo la distribuiría él para que le permitiera pagar la vivienda, comer y ahorrar para un plan de pensiones.

Apuesto que sabría cómo hacerlo. No soy de los que piensan que quedaría cortado y a expensas de ese tic, en el ojo izquierdo, que lo delata cuando dice una tontería. Hace unos años hicieron la misma pregunta a uno de sus ministros, al famoso Arias Cañete, y recomendó ducharse con agua fría para ahorrar en consumo y en energía.

Los consejos de los ministros y los presidentes del Gobierno hay que tomarlos, siempre, con precaución. En pocos años hemos pasado de aquel hay que gastar que decía Zapatero, como recomendación para salir de la crisis, a este hay que ahorrar, que dice Rajoy, para poder sobrevivir cuando seamos viejos. En realidad, más que consejo, parece una advertencia. Algo así como que espabilemos y tomemos nota porque el Gobierno no piensa ocuparse de nuestra vejez, nuestra salud y la educación de nuestros hijos. Eso es cosa nuestra y allá cada cual cómo lo haga. Lo malo que, para hacerlo, hay que tener dinero. Con dinero en el bolsillo, los ciudadanos pueden atender, incluso, el consejo de los dos presidentes. Pueden gastarlo, si quieren, y ahorrar si les apetece. Cosa que ganando 800 euros resulta imposible porque ya es un milagro que, quien los gana, pueda llegar a final de mes. De modo que el consejo, la advertencia, o como quieran llamarlo, se convierte en una majadería estúpida por lo que tiene de cruel. No hacía falta ensañarse, así, con los jóvenes porque si lo que trata de decirnos Rajoy es que las pensiones del futuro no darán para vivir y habrá que complementarlas, eso ya lo sabíamos. Lo que no sabemos es cómo puede ahorrar, y hacerse un plan de pensiones, un joven que hace diez años ganaba 1.000 euros, y era considerado un salario bajo, y ahora supone una meta a la que le cuesta llegar por la temporalidad y la precariedad de los salarios.

Quienes han ahorrado, sin que les dieran consejos, han sido los empresarios. Diez años después de la crisis, la economía española ha culminado la proeza de producir lo mismo con 1,9 millones de trabajadores menos. Un buen ahorro que, para el caso, no cuenta. La solución que se plantea es que quien gana 800 euros no lo gaste todo porque lo va a necesitar cuando sea viejo.

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