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Diario de a bordo

El irredentismo comarcal (LVIII)

Las interesadas maniobras del senador avilesino Nicolás Suárez-Inclán en terrenos de la margen izquierda de la ría

Citábamos en el episodio anterior la figura y actuación del senador avilesino Nicolás Suárez-Inclán. Lo encontramos ya en 1874 como miembro de la Diputación Provincial de Asturias representando a Castrillón. Una cámara provincial que fue nombrada por el Gobernador Civil en uso de sus facultades extraordinarias el 9 de julio del año citado. Así mismo, aparece formando parte de la diputación provincial nombrada por el Ministro de la Gobernación, a propuesta del Gobernador Civil, que tuvo mandato desde el 13 de marzo de 1875 hasta el 2 de abril de 1877, también en representación de Castrillón. Curiosamente, en 1878 aparece asimismo en la diputación, pero ya representando a Avilés. Después tenemos su paso por la Cámara Alta desde 1893 hasta 1910 representando siempre al distrito de Avilés, salvo los años 1899 y 1900 en los que representó, en la misma institución, a la Universidad de Oviedo.

En 1896 se constituye la Junta General del Principado para la defensa de los asturianos en Cuba, a raíz del proceso independentista y, paralelamente, también lo hacen diferentes juntas en varios municipios de Asturias. Gracias a estas juntas municipales y especialmente a la contribución de Avilés, se financia el Batallón de Voluntarios del Principado, del que estuvo al mando Leopoldo González-Carvajal y Zaldúa, Marqués de Pinar del Río. La Junta de Defensa de Cuba de Avilés se forma en marzo de 1896, en un acto solemne que tuvo lugar en el Ayuntamiento. Como presidentes honorarios figuran los marqueses de Pinar del Río, de Ferrera, de la Vega de Anzo, el Alcalde don Cesáreo de Silva Inclán, el Juez de Primera Instancia y el Ayudante de Marina. También aparece formando parte de esa presidencia honoraria colegiada Nicolás Suárez-Inclán y González-Llanos y entre los Vicepresidente aparece Carlos Larrañaga, ingeniero y comerciante.

Nicolás era hermano de Estanislao Suárez-Inclán, político liberal perteneciente al partido Moderado, que llegó a ser Ministro de Ultramar en 1883 y del cual ya hablamos en su momento como la persona que había gestionado las obras de mejora del puerto y canalización de la ría de Avilés así como la construcción del faro de San Juan. Pertenecían los dos hermanos a la poderosa e histórica familia avilesina de los Suárez-Inclán. Ambos habían nacido en la casona-palacio familiar, ya desaparecida, que estuvo situada en la calle de la Ferrería, frente al palacio de Valdecarzana, en los solares ocupados hoy por el edificio de Cruz Roja, la calle Jovellanos y el antiguo edificio de Correos. Era un edificio, con escudo nobiliario incluido y huertas alrededor, que constaba de bajo y dos pisos. Pero la apertura de la calle, que en su momento se denominó de Gumersindo Azcárate, en la época de la II República, y los bombardeos al finalizar la Guerra Civil, acabaron con la edificación y el solar.

Nicolás Suárez-Inclán hizo sus primeros estudios en Avilés y luego estudió en Oviedo Derecho, llegando a ser magistrado. Era propietario de casas en la calle de la Ferrería, en la de la Fruta, en la travesía de La Cámara, en el Carbayedo y en la calle del Muelle, estas últimas adquiridas por la familia en la operación urbanística que se pone en marcha con motivo del derribo de la muralla. Era también un potente terrateniente con numerosas fincas en San Cristóbal, pero sobre todo en Gozón. En la parroquia de San Martín de Podes tenía más de 50 propiedades escrituradas, entre casas, fincas de labor, prados y montes. Pero era también propietario de numerosas fincas en Verdicio, en Cardo, en Bañugues o en Valliniello. También en Corvera, concretamente en Cancienes, tenía fincas y casas, siendo asimismo propietario de heredades en Castrillón y, por supuesto en Avilés, en la zona de Lluera, Molleda y San Cristóbal. También en el concejo de Carreño tenía numerosas propiedades. En total, más de mil heredades registradas a su nombre, sumando las que le habían correspondido por herencias familiares y las adquiridas por él directamente.

Respecto de Castrillón, hemos accedido a una certificación de bienes a su nombre expedida el Secretario de la Corporación, Cástor Álvarez Acebal, con fecha de 23 de abril de 1898. La certificación lleva el visto bueno del Alcalde, Alejandro Díaz Menéndez, natural del Cuadro, parroquia de Pillarno. Nicolás Suárez-Inclán solicita la certificación, porque debía justificar en el Senado la contribución que pagaba en el concejo, tanto la de carácter rústico como la de carácter urbano. En la petición, Suárez-Inclán hace constar su condición de persona soltera con cédula personal número 131. La certificación que le emite el Secretario de la Corporación de Castrillón, Cástor Álvarez Acebal, hace referencia a las fincas a su nombre y a las que posee como heredero usufructuario de don Hermenegildo Suárez Solís.

Nicolás Suárez-Inclán aparece también como concesionario de dos trozos de marismas en la margen izquierda de la ría, margen derecha del río Raíces, concretamente en la zona conocida como las Arobias. El primero, de 4.450 metros cuadrados, lindante con otra finca de su propiedad, aprobado por Real Orden de 14 de noviembre de 1897 y saneado al año siguiente; el segundo, de 7.348, 77 metros cuadrados, solicitado en 1899 y concedido en marzo de 1901. Estos terrenos eran considerados administrativamente marismas, aunque desde un punto de vista geomorfológico eran espacios dunares y playas encharcadizas de relativa modernidad, puesto que las arenas comenzaron a invadir aquellos terrenos en torno al siglo XVIII. De hecho todavía en el Catastro de Ensenada se señala que producían cierta cantidad de mijo.

David Arias, en la "Historia General de Avilés y su Concejo", dice que Las Arobias eran un hermoso terreno cultivable dedicado en el siglo XVI a pastos del común, propiedad del Ayuntamiento. A finales del XVII se habían transformado los terrenos en campos de labrantío y en allí poseían fincas los Mercedarios de Raíces, que se deslindaron de las que pertenecían al común. Por tanto, lo que se subasta como marismas, y que compra al Estado Nicolás Suárez-Inclán, en realidad son terrenos procedentes de la desamortización de bienes del común municipal o del monasterio mercedario de Raíces.

Nicolás Suárez-Inclán era una persona poderosa cuya familia y él mismo se habían enriquecido en las subastas de fincas que se suscitaron tras el derribo de la muralla avilesina, primero, y más tarde con las desamortizaciones eclesiásticas, adquiriendo numerosas propiedades que habían pertenecido a los conventos de la ciudad, tanto en la villa como en los concejos limítrofes. Pero también lo vemos especulando, y adquiriendo en la margen izquierda de la ría, cerca de la modificada desembocadura del río Raíces, dos importantes lotes de terreno que suman unos 12.000 metros cuadrados. Estos terrenos habían cobrado extraordinario valor con el nuevo trazado del ferrocarril que había propugnado la Real Compañía por la margen izquierda y, asimismo, podrían revalorizarse más con el desarrollo industrial que los prusos tenían previsto para todo el playón de Raíces, al lado de la nueva dársena y de los que eran limítrofes. No es de extrañar que los intereses territoriales de Avilés como municipio no tuviesen mucha cabida en sus planteamientos porque, como otros muchos de los que él es solo un ejemplo, el objetivo buscado es única y exclusivamente sus propios negocios. Por eso decía en 1897, en su escrito a don Juan García Lomas, representante de la Real Compañía en los juicios que se estaban suscitando en Madrid por el control de San Juan que:

"? ya sabe usted que mi gran deseo el que el asunto sea favorable?"

Y decía la verdad. Tenía un gran interés en que el asunto de la Real Compañía saliese bien y fuese favorable, no a Avilés, sino a "los prusos". Y para ello actúa con decisión para vencer todos los obstáculos y le pide a don Juan García Lomas, abogado de los de Arnao:

"? si tiene usted medio de proporcionarme una recomendación de Romero para el Presidente de la Sala sería convenientísimo, pues si éste sostiene con energía la no casación, es seguro que irán con él las otras dos señorías, dada la actitud resuelta que en ese sentido tiene el otro vocal paisano de usted?"

Pero Nicolás Suárez-Inclán no paraba y remite al señor don Juan García Lomas otra carta, fechada en Madrid a 26 de octubre de 1897, en la misma línea y de la que hacemos transcripción literal:

"Muy señor mío y amigo: El asunto de la Real Compañía que V. se sirvió encomendarme anda un tanto torcido, como usted verá por la adjunta nota que le remito, para que aprieten todo lo posible. Hoy o mañana debe discutirse y resolverse según manifestación de una de las señorías. La recomendación del señor Canalejas al ponente no ha debido ser bastante eficaz, por lo visto. Con este motivo tiene el gusto de repetirse a usted vuestro afectísimo amigo y seguro servidor? etc. Nicolás Suárez-Inclán y Llanos".

Sobran las palabras. Los chanchullos judiciales de "los prusos" no tienen límite y echan el resto tocando todos los palos posibles para quedarse con la dársena y con el playón de Raíces. Y todo ello con ayudas de "patriotas" avilesinos, como la del Senador Nicolás Suárez-Inclán. Mientras tanto, Manín aguantaba el tipo en San Juan, soportando los insultos y las agresiones de los "gatilleros". ¡Qué poco sabía Manín lo que le esperaba!

Así sucedió, así se lo he contado a ustedes, y así queda anotado en mi "Diario de a Bordo".

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