Desde hace unos días sabíamos que el encendido de las luces de Navidad en Avilés tendría lugar el 30 de noviembre, en un intento de ganar la carrera por ser la primera ciudad asturiana en estrenar el alumbrado festivo y, además, destacar entre el resto de poblaciones. Se han anunciado diferentes eventos y nuevas estructuras, entre las que destaca un árbol en la plaza de España, "interactivo" y "transitable". Se han repetido estos mismos adjetivos en diferentes medios de comunicación y aún no alcanzo a comprender qué nos tiene preparado el Ayuntamiento. Espero que esto suponga la retirada de la bola de Navidad de este emplazamiento, pues si bien supuso una chocante innovación, que tan apreciadas deberían ser en vez de recurrir al tópico "cualquier tiempo pasado fue mejor", no fue en absoluto acertada y agradezco el retorno de un árbol al corazón de la villa.

Asimismo, la influencia extranjera golpea con fuerza Avilés estas Navidades, puesto que por vez primera se organiza la "Carrera de Papá Noel", además de establecerse una tal "casa de Papá Noel". Eso sí, Sus Majestades de Oriente ni se mientan hasta el quinto día de enero.

Por otro lado, si bien el intento de emular a la meca de las luces navideñas, Vigo, puede dar sus frutos, agradecería al gobierno municipal que no olvidase que el precio del bus urbano sigue situado entre los más caros del país, que varias zonas del municipio siguen esperando una siega efectiva y que muchos ciudadanos aguardamos con impaciencia un buen regalo, al fin, del Ayuntamiento, aunque no acompañado de fines electoralistas. Y es que, a diferencia del de la ciudad pontevedresa, dudo que esté en condiciones de personarse como un concejo puntero.