La Nueva España

La Nueva España

Contenido exclusivo para suscriptores digitales

La columna del lector

Aplauso a la gente del mar

Suena la alarma del reloj. Tengo programada la hora para que me avise y no quiero faltar a la cita. En unos minutos serán las ocho y los balcones y ventanas se llenarán de gente. Hace unos días aún era de noche y la oscuridad se rompía con la luz de las linternas como lágrimas de esperanza en una noche de miedo insondable. En el ánimo de todos agradecer infinitamente el trabajo y la entrega de todos los sanitarios su entrega absoluta y determinación para luchar contra el virus y en defensa de nuestras vidas. Gracias.

Podría decir que así empezó lo que yo llamo "la hora de los balcones". Pero, al menos para mí, fue cambiando en la medida que, día a día, fui descubriendo más y más grupos de trabajadores, de empresas, de organizaciones que aportaban solidariamente su grano de arena para ayudar a los demás.

Sí, mis aplausos ya no estaban dedicados en exclusiva a los soldados de las "batas blancas". También se los enviaba a nuestro ejército, a los cuerpos y fuerzas de seguridad del Estado, a los trabajadores del campo, que hacen posible que las tiendas estén bien provistas, a los trabajadores de las pequeñas tiendas de alimentación y a los de las medianas y grandes superficies, a las personas que ayudan a los ancianos, a los panaderos, a todos aquellos que con su iniciativa y trabajo desinteresado luchan desde su casa para proveer mascarillas, respiradores... La familia de destinatarios es gratamente muy larga y a diario se suman más personas arrimando el hombro en esta lucha contra el virus.

Ciertamente cada vez son más los merecedores de las ovaciones... Pero, he de reconocer, y justo es reconocerlo, el trabajo de toda la gente de la mar en general y de Asturias y Avilés en particular, que, como siempre, y más desde que empezó la pandemia, siguen faenando día a día con alto riesgo de contagio dadas las condiciones específicas del medio en el que desarrollan su actividad y que garantizan el suministro de pesca a los mercados. A todo el sector comercializador y a sus empleados que acuden a diario a la lonja, Todos conscientes de lo que se juegan y de lo que se pueden llevar para casa. A la Lonja que no escatima esfuerzos para mantener sus instalaciones abiertas y libres del coronavirus, contribuyendo en la medida de sus posibilidades al sostenimiento de la economía local y nacional. Y, como no, dirigidos van los aplausos a los trabajadores de Nueva Rula que lo hacen posible desde el más profundo anonimato y sin ningún afán de protagonismo. Podéis sentiros orgullosos.

Gracias a todos los que hacéis posible la existencia de esta gran nación. Somos un gran pueblo... del que me siento muy orgulloso. Y ahora debo disculparme. Pronto serán las ocho y tengo una cita a la que no quiero ni puedo faltar. Un abrazo a todos...y mis aplausos.

Compartir el artículo

stats