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Este año llévase el contraste

El justo reconocimiento a los artífices de proyectos locales con trascendencia

Hace años, unos familiares fueron a una mueblería a comprar algo para regalar a una pareja de novios a punto de casarse; ya saben, algo de compromiso, que no cueste demasiado, un adorno, no se sabe el porqué, pero somos así, compramos chorradas para regalar aunque no valgan para nada y mucho menos de adorno.

El caso es que se fijaron en unos candelabros, (¡unos candelabros, válgame el cielo, para regalar a una pareja sin relación alguna con la aristocracia, la realeza o la Banca, por ese orden!). Pero había un problema con las dichosas piezas de cerámica: que no casaban, una era así y la otra era asao; tenían en común cierto parentesco en la color, descolorida, alguno diría "color de gato corriendo" y que ambos presentaban un par de cavidades para embutir sendas velas. Y regalar una pareja desparejada a una pareja que se quiere "parejar"?

La cliente expuso sus dudas acerca de que los cacharros conjuntasen; fue entonces cuando la vendedora soltó la frase que cambiaría para siempre la técnica de "hacer el artículo".

- ¡Este año llévase el contraste!

Viene esta anécdota a cuento de la noticia publicada por La Nueva España el sábado 20 de los corrientes, en la página 7, "El Ayuntamiento de Castrillón toma las riendas del Museo de Anclas Philippe Cousteau de Salinas". Parece lo más lógico, las sociedades, peñas, asociaciones, comisiones de festejos, etcétera, no tienen un duro y en este caso el Ayuntamiento de Castrillón hace bien en "sofitar" con dinero de todos uno de los principales atractivos turísticos del concejo. Es un uso infinitamente mejor del dinero público que el acostumbrado de pagar pleitos inventados y perdidos.

Por cierto, en el artículo no se menciona una sola vez a Pepe el Ferreiro, perdón, quería decir Agustín Santarúa, el creador, impulsor y mantenedor del Museo de Anclas. Algo hay por ahí de? de lo que sea, para no acordarse de esta personalidad, que movió Roma con Santiago, es decir, tiró de sus amigos negociando anclas, bases de hormigón, camiones, grúas, mano de obra, etc., sin gastar un duro de los dineros públicos, se limitó a "abusar" de sus amigos.

Los amigos están para ayudar; a algunos les salió caro tener a Santarúa como tal, porque era una fuerza de la naturaleza, no paraba un momento y cuando tenía algo encarrilado, ya estaba preparando otra jugada, otro proyecto? Como se suele decir, "había que ir al rabo de él", y no todo el mundo resistió. Pero gracias a Agustín y a sus sufridos amigos, el Museo se hizo realidad, un equipamiento original, cada ancla con su historia, al aire libre y gratis. Una idea genial con regalo de los derechos de autor a la gente de Salinas, de Castrillón y del mundo entero.

Se echó de menos durante años un apoyo más entusiasta de las autoridades municipales por el Museo, pero ahora parece que la actitud ha cambiado y todos lo celebramos; no queda más remedio, con la crisis que nos viene encima, que unirse con objetivos comunes, todo redundará en beneficio de la comunidad.

Lo del contraste que se lleva ahora, tiene una lectura más: en ese mismo periódico y día, se informa del fallecimiento de Erik el Belga, un sinvergüenza de siete suelas, que robó, esquilmó, falsificó y repitió todas las perrerías que ustedes puedan imaginar en todo el territorio español y alrededores. Este punto merece casi media página del periódico. Santarúa ni una mención. Verdaderamente, se sigue llevando el contraste.

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