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Rufo Álvarez, la figura altruista del voleibol avilesino

l El técnico se encarga de forma desinteresada de difundir este deporte en la comarca l "Hace tres años veía morir este deporte, pero ahora tenemos el futuro asegurado",explica

Rufo Álvarez durante una de sus clases en el colegio Enrique Alonso. RICARDO SOLÍS

Su único beneficio es que el voleibol siga latiendo con fuerza en Avilés. Rufo Álvarez se encarga desde hace tres años de difundir por numerosos colegios de Avilés y la comarca su amor por este deporte. Lo hace de forma desinteresada, con la única labor de "animar a los críos a que conozcan el voleibol" dando clases de educación física con la cooperación de los maestros de los diferentes centros. Y lo ha conseguido con creces, con innumerables horas de dedicación.

Hasta un total de 172 sumó durante el pasado curso y, ahora, le da continuidad. "Hace tres años veía morir este deporte, pero ahora tenemos el futuro asegurado", suspira aliviado el protagonista. No en vano, ha pasado de contar con treinta niñas y niños a situarse en ciento cincuenta jugadores -en los que se incluyen de forma llamativa 34 chicos-. "Es una motivación ver que tu trabajo da sus frutos, que los niños y niñas se apuntan a este deporte", comenta Rufo Álvarez, consciente de la gran dificultad que entraña vencer a otros deportes que cuentan con una mayor repercusión mediática como los casos del fútbol, el baloncesto el balonmano, entre otros.

Pero su objetivo se está consiguiendo y ya son varios los colegios que cuentan con equipos de voleibol en sus actividades extra escolares. En esa línea se encuentran el Santo Tomás, Sabugo, El Quirinal, Palacio Valdés, La Luz, Versalles, Apolinar y el Enrique Alonso, en el que ha estado dando clase hace unas semanas para continuar con su labor de promoción. También ha estado presente en el Marcelo Gago, que no cuenta con equipo. El técnico, que va a cumplir 68 años, toca todos los cursos, desde primero a sexto de EGB, pasando de las primeras pinceladas de este deporte hasta recepcionar, sacar o colocar de dedos.

Para ello, pone en juego innumerables técnicas. Les digo a los críos que "hay que hacer un triángulo, es como si fuera una cámara de televisión por donde veo que viene el balón y también a quién se lo voy a pasar", detalla. La aceptación ha sido mayúscula, con una gran diversión por parte de los más pequeños, que ya disfrutan del voleibol. "Les atrae todo, pasar el balón por encima de la red, el sacar y golpear el balón, les encanta a pesar de que es un deporte muy complejo, específico y técnicamente complicado", afirma Rufo Álvarez, encantado de esbozar una sonrisa en el rostro de los pequeños.

Es la antesala a dar el paso a entrar en el equipo de su colegio o bien apostar por probar fortuna en la Curtidora, en la que sus jugadoras ejercen como entrenadoras de varios equipos. El valdesano de Tablizo, que lleva en Avilés desde 1983, es una de esas figuras indispensables para que un deporte se sostenga. Su amor por el voleibol es infinito y su mejor recompensa es que "este deporte siga con vida durante mucho tiempo".

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