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El cogolllu

D. Lázaro y la misa de gaita

Memoria de un mártir de Siero que Piloña conserva en su historia

Asturias está regada de mártires de un tiempo incivil. Junto a los nueve seminaristas de Oviedo beatificados ayer en la Catedral, entre los 130 sacerdotes diocesanos asesinados entre 1934 y 1936 figura Lázaro San Martín Camino, de Siero, que pasó por Viñón, en Cabranes, haciendo el bien, y fue encarcelado en Infiesto cuando era párroco de Miyares. Bendiciendo a quienes le disparaban, murió de rodillas con dos tiros en la nuca en la playa de San Lorenzo de Gijón el 18 de agosto de 1936. Nunca se encontró su cadáver.

Cuenta su pariente Juan Antonio Martínez Camino, obispo auxiliar de Madrid y autor del libro "Don Lázaro. Sacerdote y mártir de Cristo en Asturias", que una misa de gaita fue un motivo más de desafección de un miliciano con el cura, que nunca quitó la sotana ni abandonó la parroquia, pese a que un líder de UGT le había ofrecido cobijo. No había hecho nada malo, pero ser cura era suficiente.

Un domingo en el desgraciado verano de 1936, el 9 de agosto, fue su última eucaristía en el templo parroquial. Una misa de gaita, ese bien de interés cultural asturiano que acaba de llevar a Roma la Fundación Valdés-Salas. Concelebrada y con las gentes de Miyares y alrededores de fiesta, el gaitero que iba a tocar en la ceremonia era un conocido revolucionario de Piloña, que se había alzado en octubre de 1934 contra la República, sin éxito, amnistiado tras la victoria del Frente Popular. Los reverendos del lugar, con don Lázaro al frente, conocedores del personaje que se disponía a tocar la gaita, iniciaron la misa sin esperar por el gaitero que se retrasaba. Llegó y tocó contrariado, según los vecinos. Don Lázaro siguió con sus feligreses. Una placa en la fachada de la iglesia de Miyares recuerda su martirio en la plaza que lleva su nombre.

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