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Pliegos de Bimenes

Se nos fue Tatina

Con la muerte de la vecina más longeva se marcha parte de nuestra memoria

El pasado jueves los yerbatos se despertaron con la noticia del fallecimiento de Tatina, su vecina más longeva. Siempre quiso mantener su edad en un cajón secreto. Si respetamos su decisión en vida, también lo haremos ahora. Solía decir: "Yo nunca pregunto los años a nadie". Pronto hará tres años que salió publicado en este diario (el 8 de marzo de 2017) un artículo donde repasábamos algunos aspectos de su vida, y me quedo con la inmensa satisfacción que le produjo.

Siempre detrás de la barra del bar familiar, Casa Rosario, en La Vega, un bar centenario que cierra sus puertas definitivamente tras el fallecimiento de su última chigrera, una chigrera que estuvo al pie del cañón casi hasta última hora. Luisa, Luisina o Tatina convivió con varias generaciones, y a todos nos dejó un legado de persona trabajadora, firme en sus ideales, respetuosa, ajena a ceremonias y conmemoraciones y ante todo buena vecina.

Disfrutó hasta sus últimos días de buena salud, se valía por sí misma, con la vista perfecta, la mente lúcida y acompañada en todo momento por sus familiares. ¿Qué más se puede pedir? Con la muerte de Tatina se nos va parte de nuestra memoria, aquellas pequeñas historias que conforman la vida de los pueblos. Hablar con ella era como abrir una página de un libro de historia local. Sus informaciones te trasladaban a una época que solo ella había vivido.

Identificaba uno por uno escolares de los años veinte; describía con todo lujo de detalles los comercios de Rozaes y San Julián de antes de la guerra, del molino y lavadero público de La Vega, de una capilla hacia Tuenes ya desaparecida, de cuando los peregrinos a Santiago hacían parada y fonda en La Venta... hasta del güinche que subía los materiales para la construcción de la escuela nacional de San Julián; de la Zápara y la Peonza, dos mujeres que cuidaban los manzanales del palacio; de la botica en Casa Aurora, del bar de Reinerio y Polina, en La Torre; del cartero Reyes, etc.

Tengo a buen recaudo toda la información que me brindó, un tesoro que habrá que guardar como oro en paño. Sus últimas aportaciones fueron algunos sucesos de los años treinta y la segunda lista de su puño y letra, modificada y ampliada, de las boleras del concejo. Gracias por tus enseñanzas y hasta siempre, Tatina.

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