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Racismo y mangantes

Las reacciones sociales ante problemas causados por algunos inmigrantes

Vaya por delante que, por regla general, Asturias nunca ha sido región proclive y belicosa con el racismo, al menos por parte de sus habitantes. Quizá haya podido influir la carga genética de cada cual, pues desde tiempos inmemoriales hemos sido tierra de emigración, primero a las Américas, posteriormente, a Europa, y también ahora con la diáspora de la mejor generación formada de nuestra historia que se busca la vida por esos mundos de Dios.

Pero alguna que otra vez lo de ser "políticamente correcto" tiene sus límites y hay quien no se privan de expresar en voz alta aquello de que no parece justo que el carro pase delante de los bueyes. Mucho más cuando los ciudadanos respetuosos con las reglas de convivencia se ven afectados.

A poco que cualquiera de nosotros se pare a escuchar, surge el tema en cualquier sitio. Todo resulta recurrente, siempre con el matiz del respeto a las personas que no han tenido otro remedio que escapar de sus países para tratar de encontrar una vida mejor. Pero en el paquete vienen incluidos indeseables dispuestos a cometer toda clase de tropelías o causar constantes problemas a una sociedad que les tutela, les acoge y les concede derechos iguales al resto de los españoles.

Sobran ejemplos. Sograndio puede ser uno de ellos, así como las bandas organizadas que vienen a delinquir o a controlar la mendicidad y que además insultan o responden violentamente si no se atienden sus demandas.

El teórico racismo o la crítica a la mangancia también se extiende a individuos que en su vida no han dado un palu al agua, con suerte inmensa, ya que desde su nacimiento reciben todos los beneficios que a la gente común se regatea.

Como al final todo sale de los bolsillos de los sufridos contribuyentes, las buenas gentes asturianas, insisto en lo de que no somos racistas, van elevando su punto de cabreo al comprobar que todo lo negativo sigue en aumento y verifican que los que tienen la solución al problema se dedican a mirar al tendido, pues no resulta "políticamente correcto" encararlo.

Y si usted es de los que cree que como diría un andaluz "To el mundo er güeno" pues saque el tema a relucir en su tertulia o en su entorno habitual y seguramente se llevará una buena sorpresa.

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